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Duelo de poco ruido y muchas nueces

  • Ambos conjuntos perforan el arco contrario en la fase del choque en la que menos presencia ofensiva tienen

El envite de ayer entre el CD Tenerife y el Granada CF fue una nueva demostración de lo inverosímil del fútbol. Un duelo en el que, pese a que los rojiblancos rentabilizaron con extrema escasez sus prestaciones sobre el verde, ambos contendientes tuvieron en su actuación una circunstancia característica. Tinerfeños y granadinos fueron más certeros, quizá, cuando menos lo merecieron, en la fase del encuentro en la que menos presencia tuvieron en el área contraria. Los primeros convirtieron sus dos dianas de la matinal del domingo en el segundo acto, período en el que sólo chutaron en tres ocasiones. Los segundos se apuntaron un tanto en cada una de las partes del partido, y en ninguno de los casos fue con un disparo propio -ambos goles fueron en propia puerta-. Al contrario que el refrán, fue un choque de poco ruido y muchas nueces.

De la cita se deducen datos, además, bastante mentirosos. Los hombres del técnico José Luis Oltra fueron los más castigados con infracciones por el superado trencilla. Concluyeron los 90 reglamentarios con 17 faltas cometidas, por las 10 recibidas. La dureza, empero, la puso en la mayoría de ocasiones el Tete. Especialmente, dos de sus futbolistas, el acelerado Suso Santana -que fue al final expulsado, aunque tendría que haber abandonado el pasto bastante antes- y Vitolo, que supo 'taparse' hábilmente a la hora de repartir juego brusco. El que destacó sobremanera en el aspecto positivo fue el granadinista Adrián Ramos. La superioridad del colombiano sobre el resto de jugadores de la categoría parece poco menos que insultante. Su supremacía técnica, de visión de juego, de calidad, de destreza, de juego de espaldas... en definitiva, su superioridad futbolística marcó diferencias, y no sólo por su pseudogol, o tanto al alimón, que significó el momentáneo 0-1.

Uno de los aspectos más positivos del Granada CF actual es su peligro a pelota parada. La pizarra de Oltra siempre amenaza a los adversarios de los de franjas horizontales y es síntoma de que el míster valenciano se afana en trabajar ese aspecto del juego en la sombra, en los entrenamientos. Sin embargo, el cuero detenido deparó ayer alegrías y penas para los visitantes. Así se adelantaron y así vieron cómo les empataban, incluso, con superioridad numérica sobre el terreno de juego. Ese tipo de lances son evitables, y en ello deben poner su atención los granadinos. Practicaron un mejor fútbol que los del Heliodoro, pero de nada sirve si dan una ventaja de tal calibre a un rival que, por entonces, parecía moribundo.

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