Granada CF La Resaca

El delineante, Negreira, Olaetxea y el análisis del Granada CF

Aficionados del Granada CF en Albacete durante el partido

Aficionados del Granada CF en Albacete durante el partido / Agencia LOF (Albacete)

La línea que en el mundo del fútbol separa el éxito del fracaso es cada vez más delgada. En muchos casos, la finura de la misma la marca el ‘delineante’ que ayuda a decidir al árbitro de la Sala VOR, con sus cálculos y sus planos, si una acción es fuera de juego o no, que igual al buen hombre ni le gusta el balompié y es de esos que desconfían de 22 tíos corriendo en pantalón corto detrás de una pelota.

Porque nadie dudaría de que en el Camp Nou se vio un gran Real Madrid, de que hay más liga que nunca y de que el Barça está en plena crisis de identidad si el gol de Asensio hubiera sido válido, que igual hasta lo fue. Pero como no valió, el que no levanta cabeza es el equipo blanco y algunos ya están tardando en coger sitio en Canaletas para celebrar un título. Y sin Negreira, que tiene aún más valor.

Los análisis en el mundo del fútbol los carga el diablo. También el VAR, que para muchos es el propio diablo. Lo evidente es que las conclusiones están marcadas por los resultados de los partidos cuando igual no debería de ser así. ¿Acaso se habría ensalzado tanto el partido del Granada en Albacete si Olaetxea marca de cabeza en la última jugada del añadido?

Seguramente se hablaría de vuelta a las andadas, de incapacidad para cerrar los partidos, de no saber gobernar los duelos, de que faltan cosas para subir, de otro paso atrás cuando los otros habían fallado y era el momento, igual hasta de que la abuela fuma. Y lo mejor de estas afirmaciones es que hay argumentos para sostener muchas de ellas.

No fue gol

Lo difícil, y desde el humilde punto de vista del que escribe esto también lo más adecuado, es ser capaz de ver más allá del resultado, incluso de lo que sucede en un encuentro concreto. Porque, por poner un ejemplo, el Granada fue más criticado cuando empató ante la Ponferradina que cuando ganó al Málaga o en Burgos, pese a que sus prestaciones ante los bercianos fueron mejores que en El Plantío o en el duelo andaluz.

Gracias a Olaetxea, en el Carlos Belmonte coincidieron sensaciones y resultado, casi sin opción a los peros, pese a estar en Granada. Y si hubiera entrado ese cabezazo postrero, las opiniones y los puntos de vista sobre lo visto no tendrían que haber sido muy diferentes.

Porque los de Paco López, independientemente del 1-2, del 2-2 o del 1-3, fueron superiores y merecieron ganar, firmaron su mejor partido de las últimas semanas y ofrecieron muchos de los intangibles que se le presuponen y que hasta ahora sólo habían mostrado con cuentagotas.

A más

Igual que durante muchos momentos de la temporada era una utopía pensar que el equipo podía ascender, sobre todo cuando estaba Aitor Karanka al mando y cada partido como visitante era una tortura desesperante para el aficionado y una muestra de incapacidad constante para el equipo, pocos dudan ahora de que el conjunto rojiblanco lo tiene todo para subir. Se piensa dentro de las fronteras provinciales y, mucho más, fuera de ellas.

La mejor plantilla de la categoría con las mejoras individualidades, con diferencia, de Segunda. Esto fruto, seguramente, de manejar el presupuesto más alto todos los clubes. Todo con un entrenador más que capacitado que ha sido capaz de enderezar una situación que no era nada fácil cuando llegó y que está sacando lo mejor del grupo en el momento clave.

Lo mismo que quedaba un mundo cuando parecía todo perdido, también falta ahora, porque en diez jornadas el contexto y lo que se piensa sobre el ascenso puede variar hasta diez veces.

La grada

El intangible de la afición no marca goles, pero puede ganar partidos, o remontarlos, o impedir que se pierdan. Por eso es clave, pase lo que pase en cada uno de los encuentros que quedan, que sepa jugar cada choque.

Porque un equipo en descenso te puede marcar en tu campo dos goles en un minuto. Pierdes una marca en un córner, haces mal una presión y ya está. No hace falta más. Y ahí es, en las difíciles, cuando hay que saber que un punto, o hasta un gol a favor, puede ser la diferencia entre ascender o no. Que pregunten a los que se jugaron subir el año pasado. Cada choque en Los Cármenes tiene que ser un infierno para el oponente, como si viniera el Athletic y fueran las semifinales de Copa.

Hay algo mejor que el hecho de que vayan mil tíos a Albacete a seguir al equipo. Es demostrar que el Granada tiene una afición sana, ejemplar y joven. Lo que cuatro ovejas descarriadas hicieron en Cartagena no ha vuelto a repetirse. Mejor que se sigan quedando en el corral cuando de viajar se trata. Y también si es posible cuando el partido sea en casa.

En las gradas del Belmonte que se tiñeron de rojiblanco se veían muchos niños, muchos adolescentes y muchos veinteañeros. Cada encuentro como local, con el aforo casi completo siempre pese a que no hay promociones y entradas baratas que faciliten la asistencia, ejemplifican la solidificación de la nueva hornada de seguidores. Imaginen todo eso en Primera.

 

 

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