Rubén Torrecilla no se estrenó en el banquillo del Granada con una revolución en su once inicial.

De hecho, las revoluciones las hacía Robert Moreno en sus últimos partidos como técnico, cuando cambiaba a medio equipo de una jornada a otra.

El nuevo preparador metió en su alineación tres cambios en relación al usado por el catalán, ya destituido, en Valencia. Regresaron a la titularidad Domingos Duarte, ausente en Mestalla por sanción; Quini, que no jugó en Valencia pero es casi intocable en este equipo actualmente; y Álex Collado.

Lo que sí modificó Torrecilla fue el esquema de juego, ya que escogió para su estreno la defensa de trescentrales y dos carrileros, que es el dibujo más usado por él tanto en el juvenil como en el filial en los últimos años.

Quini y Carlos Neva se colocaron como carrileros y no de laterales, Petrovic acompañó en la medular a Luis Milla y al citado Collado al no recuperarse al final Montoro y seguir lesionado Gonalons, mientras que arriba el dúo atacante lo formaron Uzuni y Luis Suárez, con mucha libertad de movimientos para los dos.

Todo en un 1-5-3-2 bastante reconocible.

En el Elche, Francisco también metió tres cambios en relación al equipo inicial que en la pasada jornada cayó ante el Barcelona, aunque siempre manteniendo su habitual 1-4-4-2 y con la gran novedad de la titularidad arriba de Ezequiel Ponce, ese joven argentino que un día mandó callar el Nuevo Los Cármenes cuando vestía la rojiblanca horizontal.

El inicio, la clave

El Granada empezó el partido como un tiro y, seguramente, todo hubiera cambiado si atina con alguna de las tres clarísimas ocasiones que tuvo en los primeros 8 minutos o si, en el 11 de juego, Pere Milla no para el tiempo como lo hizo para asistir a Fidel en el 0-1.

La contra visitante fue de libro y no la pudo parar un equipo rojiblanco que fue de menos a más en el primer acto, al contrario que el Elche.

Así empezó y así acabó el Granada CF en partido

Luis Milla y, sobre todo, Álex Collado, fueron los jugadores que más juego crearon en el Granada, aunque el Elche cerró muy bien los espacios por dentro, aunque eso diera libertad en más de una ocasión a Quini y a Carlos Neva para progresar con espacio por sus respectivas bandas.

El problema es que cuando no aparecían los medios, los centrales tenían que recurrir a un pelotazo. En la mayoría de las ocasiones el balón en largo no fue bien orientado y tampoco había muchas opciones ante las torres visitantes ni para Uzuni ni para Luis Suárez.

Tampoco en la pugna de las las segundas jugadas marcó diferencias el Granada en el primer tiempo.

Cambios a la hora

No varió nada en el inicio del segundo tiempo, con un Elche que se sintió cómodo replegado en su campo ante la dificultad del Granada para tener continuidad en su juego y que, por momentos, hasta pudo descansar con el balón.

Ante este panorama decidió Torrecilla mover el árbol y meter novedades desde el banquillo con la entrada de Jorge Molina y de Machís por Torrente y por Uzuni a la hora de partido, lo que provocó que el Granada pasara a un 1-4-4-2, con Carlos Neva y Quini, ahora de centrales, Álex Collado caído a la banda derecha y Molina en la doble punta con Luis Suárez.

Las tres siguientes sustituciones llegaron en cascada en los siguientes minutos, pero ya sin variar en 1-4-4-2 en ningún momento y ocupando cada jugador que entraba la posición del sustituido.

En el 71’. Rochina reemplazó a un cansado Álex Collado, mientras que en el 77’ salieron del campo Petrovic y Luis Suárez, entrando Isma Ruiz y Antonio Puertas.

El almeriense se situó como punta junto a Jorge Molina, su posición más habitual cuando militaba en la cantera del Granada, pero en la que apenas ha jugado con el primer equipo.

Última bala

Aunque sin acierto, el Granada lo intentó hasta el final, incluyendo los siete minutos de añadido que dio Del Cerro y que sólo sirvieron para confirmar la impotencia rojiblanca ante la buena estructura defensiva de un Elche que se mantuvo firme y robusto con los cambios introducidos por Francisco.

Germán se asomó al ataque en alguna ocasión para intentar cazar algún balón, pero el 0-1 se convirtió en inamovible hasta el final.