El gran problema del Granada CF en Andorra fue su desacierto ante el arco rival

Granada CF

El equipo rojiblanco presionó peor que en otros encuentros y no tuvo en muchas ocasiones el control del choque, aunque lo que marcó el duelo fue su mala puntería

Antonio Puertas tuvo dos buenas ocasiones de gol ante el Andorra.
Antonio Puertas tuvo dos buenas ocasiones de gol ante el Andorra. / Agencia Lof

Dentro de la subjetividad implícita que existe al analizar un partido de fútbol, es interesante comprobar cómo los resultados condicionan lo que se ve y lo que se opina del encuentro. Vale para todos, de entrenadores a aficionados pasando por jugadores o periodistas.

La derrota sufrida por el Granada este domingo en Andorra, primera de la temporada en Segunda, es un buen ejemplo. En el fútbol se trata de sumar tantos y de que no te los marquen, por lo que las ocasiones de gol creadas y que te crean es, aparte del resultado final, el mejor elemento cuantificable que ofrece un encuentro.

Es conveniente aclarar, rizando el rizo, que lo que para unos es una opción clara de gol puede no serlo para otros, aunque ya se sabe que el punto de encuentro en el balompié no siempre es posible.

El Granada dispuso en Andorra de varias ocasiones claras, más de los que tuvo en cada uno de los tres partidos anteriores y más de las que tendrá en muchos choques de este curso. Y apenas concedió al rival, aunque más también que en lo jugado hasta ahora.

El gol, la parada de André en el segundo tiempo y poco más que se pueda considerar peligro real. Partiendo de esta premisa, todos coincidimos en que el equipo mereció más en Andorra y la derrota fue injusta. Por ocasiones, si alguien tuvo que ganar fue el Granada.

El análisis

¿Por qué entonces las sensaciones que ha dejado el encuentro en muchos han sido regulares tirando a malas? Evidentemente, la respuesta principal se encuentra en el resultado, que, para bien o para mal, lo condiciona casi todo. 1-0 aparte, y pese a que el nivel de los rojiblancos en Andorra ni fue un mucho peor ni mucho mejor que ante Ibiza, Racing o Villarreal B, el Granada no dominó en el Principado dos aspectos del juego que sí había dominado bien en los tres duelos anteriores: no presionó bien y durante muchos minutos no tuvo el control del choque.

Ante un conjunto como el de Eder Sarabia, seguramente el que más arriesgue en la salida de balón de toda la categoría, poder robar arriba y explotar los espacios, algo que ha hecho a la perfección el Granada en esta pretemporada, era fundamental. Pero el día que parecía más factible hacer daño así, entre otras cosas porque el Andorra había errado en la salida en sus duelos anteriores, no funcionó esa presión.

Acierto de los jugadores locales, mala elección visitante de los momentos y los lugares, poco empuje de Arezo en esta faceta, mala colocación rojiblanca… seguramente haya un poco de todo, incluso hasta no achuchar con la intensidad necesaria, esa palabra tan manida y a la que también recurrió Karanka en la rueda de prensa posterior.

Lo de tener el control del juego es algo aún más subjetivo y cuenta con muchas más aristas, aunque parece claro que el partido de Andorra casi nunca fue como el Granada quiere y le gusta que sean los encuentros.

Los cambios no mejoraron al equipo

Seguro que incidió en la falta de control las ausencias de Melendo y de Soro, quizás los dos mejores media puntas del equipo. Sin que sirva de excusa, faltaría más, se les echó de menos. Y no sólo en fase ofensiva, pensará más de uno con razón.

Pese a que Karanka dijo el viernes que estaba todo el mundo disponible, ninguno estuvo en Andorra, lo que posibilitó el estreno de Alberto Perea, que tuvo minutos cuando nadie lo esperaba.

Esta vez, a diferencia de lo ocurrido otras veces, los cambios del técnico no mejoraron al equipo. A ojos de muchos, también del que escribe estas líneas con el ventajismo de hacerlo un día después del choque, el partido pedía fútbol en la medular y desborde por banda, pero ni Meseguer ni Bryan Zaragoza tuvieron minutos.

Con todo, las últimas ocasiones estuvieron en las botas de Rochina, el propio Perea y Jorge Molina, tres de los que entraron desde el banco. Si llegan a marcar… ven cómo los goles y los resultados finales condicionan los análisis.

Tragedias y verbenas

No es ninguna tragedia perder un partido, igual que no era motivo de verbena ganar tres seguidos. El Granada hizo algunas cosas peor en Andorra que en otros choques, pero la diferencia principal es que no hubo acierto.

Sin más. Ahora se trata de recuperarlo, de saber qué se hizo mal y de seguir trabajando para mejorar, como dice Karanka con tanta insistencia como razón, para ser un equipo regular, la clave de todo en Segunda.

Espera el Eibar en Ipurua, un hueso, como todos en este camino lleno de chinchetas que es esta categoría.

La afición desplazada

Honor a la afición del Granada CF desplazada a Andorra. Fueros decenas de aficionados que ocuparon diferentes zonas del campo. El crecimiento de la masa social del club es un hecho.

El número de abonados, para no estar en Primera, es un éxito mayúsculo y la gente está con su equipo, pese a la desastrosa pasada campaña. No por habitual deja de ser digno de mención y maravilloso que juegue donde juegue el Granada, siempre hay rojiblancos en la grada. Y eso el club y los jugadores, sea cual sea el resultado del choque, tienen que agradecerlo siempre, tal y como hacen.

García Amado hablaba hace unos días en rueda de prensa de la afición con cariño y admiración. En eso, como en otros muchos aspectos, ya hemos ganado bastante respecto a la pasada temporada.

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