La táctica de morder como perros y dársela al bueno

Granada CF

Con una clave tan antigua como efectiva y algunos matices, el Granada fue ante el Cádiz el equipo nuevo que necesitaba ser para romper con el pasado y creer que el milagro de la permanencia es posible

Una acción del partido entre el Granada y el Cádiz
Una acción del partido entre el Granada y el Cádiz / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Había un viejo entrenador de baloncesto que decía una y otra vez que la táctica de su equipo para poder ganar era fácil: morder como perros en defensa y darle el balón al bueno en ataque. Tal pragmatismo, con algunos matices, es extensible a casi cualquier conjunto de cualquier modalidad deportiva.

En el caso del Granada, por ejemplo, el matiz introducido es tener jugadores adecuados para la categoría que estén en disposición de jugar, algo de lo que hasta ahora ha adolecido el equipo en varias posiciones. Si cuentas con esos efectivos y a la agresividad unes cierto orden sin balón, no parece mala táctica esa de defender como posesos y dársela en ataque al bueno.

Bryan

El bueno del Granada, creo que nadie tiene dudas, es Bryan Zaragoza. La etapa de decaimiento del equipo en ataque, que ha durado demasiadas jornadas, ha coincidido con el peor momento del jugador, ese que transcurrió entre el término del choque contra el Barcelona y su convocatoria con la selección española y la actualidad, ya que fue contra el Cádiz cuando el malagueño retomó su mejor nivel.

Ya sea a balón parado o con esférico en juego, todo el peligro que creó el equipo rojiblanco ante los gaditanos partió de las botas del malagueño. Es curioso observar cómo un jugador que hace apenas dos telediarios no era titular en Segunda División es capaz de generar tanto y de tener tal desequilibrio en la elite. No es casualidad su citación con España o el fichaje por el Bayern de Munich.

El técnico

Habló Medina en la rueda de prensa posterior al partido de “equipo nuevo”. Queriendo o no, se refirió a que este Granada tiene que romper totalmente con el pasado si quiere aspirar a quedarse en Primera. Tiene que ser el conjunto competitivo, certero, ganador de duelos, vitalista, entusiasta, agresivo y duro que fue contra el Cádiz en vez de la escuadra débil, timorata, blanda, dubitativa e inofensiva que fue en la gran mayoría de encuentros anteriores.

Lo de equipo nuevo va también por los nombres, ya que es una realidad que justo tras finalizar el partido contra el Sevilla era impensable imaginarse un plantel en el que tuvieran minutos Batalla, Bruno Méndez, Matías Arezo o Vallejo.

Los nuevos

Más allá de lo futbolístico, siendo más que evidente que el Granada necesitaba un portero, un central y un delantero (tan real como que sigue necesitando, como poco, un medio y un extremo), también era necesario oxígeno nuevo en el vestuario, gente que trajera aires e ilusiones renovadas.

Y en el aspecto mental y motivacional, no parece mala idea meter en el equipo a varios sudamericanos. Más allá de lo futbolístico, insisto, se vio que los Batalla, Bruno Méndez y compañía también van a revitalizar al equipo desde el punto de vista emocional.

La afición

Igual que todos los futbolistas parecen malos cuando pierden, todos parecen buenos cuando ganan. La alegría pasajera del choque contra el Cádiz no debe ocultar que el Granada necesita un milagro futbolístico en la segunda vuelta para salvarse. Ningún equipo se ha salvado tras acabar la primera vuelta con doce o menos puntos, por lo que los rojiblancos necesitan una gesta sin precedentes para seguir en Primera.

Día laborable a las cinco de la tarde y cartel de no hay billetes en el Nuevo Los Cármenes. Cierto es que había aficionados del Cádiz repartidos por diferentes zonas del estadio. Tanto como que si alguien está a la altura en esta convulsa campaña y merece un monumento es la afición del Granada, esa que en los últimos tiempos siempre responde por encima de las expectativas.

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