Alavés-Granada CF La Crónica

Empate que vale y buena imagen del Granada CF en la locura (1-1)

Una acción del partido de este viernes en Vitoria

Una acción del partido de este viernes en Vitoria / Agencia LOF (Vitoria)

Buen empate (1-1) del Granada CF este viernes ante el Alavés en un partido condicionado por la absurda e incomprensible expulsión de Sergio Ruiz a la hora de juego, justo cuando ganaba por 0-1 con gol de Uzuni de penalti el equipo rojiblanco, que controlaba bien el duelo en ese momento

Empató después Luis Rioja para los locales, que acabaron también con diez por la segunda amarilla que vio Duarte, en una segunda mitad loca de un partido mal llevado por el valenciano Caparrós Hernández, que fue muy casero.

André Ferreira, titular por la lesión de Raúl Fernández, fue el héroe de la noche al parar un penalti a Salva Sevilla en el minuto 87.

El Granada dio la cara, que era lo mínimo esperado, volvió a puntuar fuera, le gana el ‘gol average’ al Alavés y sigue segundo a falta de tres partidos que, en circunstancias normales, puede ganar por lo poco que se jugarán sus oponentes.

El Granada firmó una muy buena primera parte, justo lo que no hizo en sus anteriores salidas. Se mostró firme, valiente para tener el balón, incisivo, maduro. Justo lo que no tuvo en sus desplazamientos pasados.

Y eso que a los 16 segundos estuvo a punto de marcar el Alavés. Sí, 16 segundos, y sacando de centro el Granada, que tiene más delito. Rubio se durmió, Luis Rioja percutió y Rober perdonó. Lo mejor es que fue la única ocasión local antes del descanso. Cuanto antes se pase el susto, más tranquilidad, debió de pensar alguno.

Tardó poco en verse a un Granada cómodo con el balón. Pol Lozano y Sergio Ruiz se entendieron bien en la medular, con Melendo más centrado que nunca. De hecho, con Callejón en la derecha para auxiliar a Quini con Luis Rioja, y Uzuni volcado a la izquierda, el dibujo fue más un interesante 1-4-3-3 que el habitual 1-4-4-2.

Lo importante es que el equipo entendió bien lo que quería su técnico: tener las líneas juntas para que el Alavés no pudiera crear su juego y, en fase ofensiva, acumular jugadores por dentro para encontrar siempre al hombre libre y poder avanzar combinando.

La respuesta del Granada a la tempranera opción local estuvo en la cabeza de Sergio Ruiz, libre de marca para rematar un saque de esquina, aunque demasiado flojo y centrado a las manos de Sivera

En el minuto 22, con los visitantes teniendo mejores sensaciones pero escasez de ocasiones, Uzuni marcó de penalti el 0-1. Weissman, más activo que nunca, presionó bien a Abqar, que despejó mal ante el empuje del israelí para que el esférico quedara suelto a Uzuni, que casi siempre está en el sitio adecuado.

El penalti de Sivera al arrollarlo fue tan claro que los jugadores del Alavés en vez de protestarlo se dedicaron a dañar el punto fatídico y a tratar de poner nervioso a Uzuni, que tiro fuerte a su izquierda para el gol.

Ignasi Miquel despeja el balón en el partido ante Villalibre Ignasi Miquel despeja el balón en el partido ante Villalibre

Ignasi Miquel despeja el balón en el partido ante Villalibre / Agencia LOF (Vitoria)

Lo mejor que pasó de ahí al descanso es que no pasó casi nada. El Alavés, muy plano con balón, se chocaba una y otra vez con la zaga de un Granada que no renunció a seguir teniendo el esférico.

En el añadido, un saque de esquina para el Granada casi acaba en letal contra local. Lo evitó yendo abajo con mérito un bravo Melendo.

Segunda parte

El Alavés salió en la segunda parte decidido a que el Granada no tuviera la pelota. Y lo cierto es que a los rojiblancos le duró mucho menos en los pies, aunque al principio sólo inquietaron los babazorros con disparos lejanos.

Luis García renunció a un punta para meter más gente por dentro, lo que cambió el signo de la posesión. Tenaglia y Abqar lo intentaron con la testa sin puntería.

El colegiado valenciano Caparrós Hernández cambió por completo el choque a la hora de juego al expulsar de forma incompresible a Sergio Ruiz, que vio la primera amarilla justamente en el minuto 53 y la segunda, a todas luces increíble, seis minutos después por protestar.

Aparte de que la reclamación al asistente no era para mostrar una amarilla, y menos si supone una roja, lo más sangrante es que el choque estuvo lleno de protestas sin amonestación y que justo antes Miguel pegó un patadón a Carlos Neva sin ver cartulina.

Por si fuera poco, en el minuto 71 mereció la roja por segunda amarilla Villalibre tras un manotazo en la cara a Ignasi Miquel. Esta vez no hubo expulsión pese a ser mucho más clara que la de Sergio Ruiz.

En mitad de la bronca, de los líos y del show arbitral, empató el Alavés en la que los rojblancos pidieron una posible falta en el inicio de la jugada. Corrió Miguel y su pase al segundo palo, con Villalibre fingiendo penalti antes, se lo comió André Ferreira, que no pudo evitar la volea de Luis Rioja para el 1-1 (66’).

Nada más quedarse con diez, Paco quitó a Melendo y Callejón para dar entrada a Antonio Puertas y Bodiger. Después, Alberto Soro por Weissman. Sin tener un control claro, el partido estaba para el Alavés, que lo trataba de controlar con su superioridad numérica.

André Ferreira evitó la remontada con una buena parada ante Salva Sevilla, mientras que el área contraria lo buscó de cabeza Rubio en un córner.

Por si fuera poco, en el minuto 85 pitó el árbitro penalti, tras ser avisado desde la sala VOR, por una mano de Quini tras el remate de cabeza local. En el loco mundo de las manos, esta fue pena máxima. Quien lo entienda que lo explique. André Ferreira, ya en el 87, hizo una parada maravillosa a Salva Sevilla.

Justo a continuación, Antonio Puertas salió como una bala y Duarte le hizo una falta que le costó la segunda amarilla y, por tanto, la roja. Diez contra diez desde el 88. Paco López apostó para el epílogo por Petrovic y Bryan.

Los dos equipos afrontaron los seis de añadido con la sensación de firmar la paz y dar por bueno el empate, aunque el Granada, ya con los mismos hombres en el campo, lo buscó hasta el final. Unas tablas que con un árbitro normal igual hubieran sido un triunfo rojiblanco. Nunca se sabrá.

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