Era difícil predecir un rendimiento siquiera parecido. Jorge Molina firmó con el Granada CF a la edad de 38 años y, sin tener que aclimatarse, está brindando un rédito inmediato. Cada vez que el delantero de Alcoy se infunda en la camiseta rojiblanca horizontal contribuye en hacer mejor el juego del conjunto granadino. Contra todo un Atlético de Madrid, líder destacado de LaLiga Santander, no iba a ser menos.

El ariete alicantino, siempre disponible para cumplir las necesidades del equipo, salió como titular al ser el único atacante ‘sano’ del Granada debido a las recientes bajas por molestias musculares de Luis Suárez y Soldado.

Pocas intervenciones

Molina, lastrado por el conservador y acertado planteamiento de Diego Martínez, apenas conectó con el balón a lo largo del partido. Sus aportaciones, que iban a ser escasas, debían ser también precisas. El ‘23’, siempre conectado al partido a pesar de la poca participación, se dejó caer a banda para poder oxigenar el juego del equipo y descargar las posesiones a los jugadores del centro del campo.

Estuvo muy fino en sus intervenciones al primer toque y llegó a rematar a portería hasta en dos ocasiones. La primera oportunidad la obstaculizó con el cuerpo Savic y la segunda, que le llegó botando, se fue por encima de la portería de Oblak.

Asistente

Su acción más destacada del choque llegó poco después del 0-1 de Marcos Llorente. El delantero recibió un esférico perdido en el área y, tras bajarlo al piso con súbito acierto, cedió al centro del área pequeña para que Yangel Herrera batiera las mallas colchoneras convirtiendo el empate a uno.

Con el Granada CF echado arriba tras el 1-2 y una superpoblación en zona ofensiva rojiblanca, Jorge Molina se situó como referencia en el juego nazarí, que se basó en centros laterales al área bien defendidos por el Atlético.