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Piru cuesta un nuevo partido

  • La pésima gestión del ex director deportivo rojiblanco permite jugar a un Machís que es decisivo en la derrota

Ya no forma parte del organigrama del Granada CF, mas su alargada sombra costó ayer un nuevo partido a los rojiblancos. Sea demagógico o no, ventajista o no, lo cierto es que los hechos ponen cada vez en peor lugar la pobre gestión de Javier Torralbo 'Piru' como director deportivo granadinista. Machís, un futbolista propiedad de los de Los Cármenes que actúa a préstamo en un club rival directísimo como el Leganés pudo mandar ayer a Segunda División a Alcaraz y los suyos. Sólo el tiempo dirá si tal aseveración es exagerada, pero la decisión de ceder al venezolano a una entidad 'de la Liga' de los de franjas horizontales y permitir que este pudiese calzarse las botas son dos errores clamorosos que pueden costar toda una categoría. Piru, con la connivencia de Jémez -por muy del gusto que fuera el '7' pepinero del canario, el extécnico rojiblanco permitió al final su salida-, pudo sentenciar, aunque sea indirectamente, a sus antiguos pupilos.

El madrileño no es, pese a todo, el único responsable. Más allá de pésimos mandatos de la directiva granadina, la actuación de los jugadores de la entidad antes sita en Recogidas 35 dejó mucho que desear. El Granada CF salió a empatar en una 'final' y, como dice una de las máximas no escritas del fútbol, perdió. Los guarismos del encuentro no pueden ser tapados por las excusas -muchas de ellas, con razón- de calendarios, cansancios o rabietas varias. Wakaso Mubarak fue el único que practicó un chut ayer. Y qué chut... un fogonazo lejanísimo y centrado a saque de falta. De hecho, los granadinistas terminaron los reglamentarios con un solo disparo. Mísero bagaje. Faltó intensidad y ambición. Aunque los pepineros no hicieron el partido de su vida, a los puntos, fueron merecedores del triunfo. A los puntos, y a las cifras. Un total de 30 llegadas al área, 13 tiros y 7 saques de esquina parecen suficientes para meritar.

Los hombres de Alcaraz, además, pecaron de querer acabar demasiado rápido las jugadas, por lo que el balón apenas les duró en sus botas. Iago Herrerín, arquero del 'Lega', intervino bastante, pero siempre sin exigencia. El colmo fue la diana en contra, en la que los granadinos permitieron un contragolpe a menos de diez minutos del final, después de todo el choque dedicado a guardar la ropa, y sin que a ninguno de los zagueros visitantes se le pasase por la cabeza parar la acometida con una imprescindible falta. Los rojiblancos volvieron a mostrar su peor cara -la de lejos de su territorio- y cayeron con justicia.

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