El aire nuevo de Pacheta devuelve las opciones al Granada

Salvo contadas excepciones que enseñan la patita desde el primer día, la llegada de un nuevo entrenador al banquillo de un equipo de fútbol suele ser sinónimo de reseteo, de esperanza y de variación de los acontecimientos a bien.

Ocurrió con Fran Escribá cuando llegó, que a poco que tocó tres teclas hizo que el equipo se comportara de manera diferente y las sensaciones cambiaron a mejor, aunque tampoco era muy difícil dado que venia a sustituir al ínclito Guille Abascal.

La etapa de Escribá pasó, yendo de más a menos y con más desilusiones y chascos que otra cosa en su recta final, y ahora es el momento de Pacheta, que ha devuelto la ilusión al granadinismo y las opciones al equipo.

Nadie duda en estos momentos de que se hizo el cambio adecuado. El tiempo dirá si se realizó tarde o no, pero al menos se efectuó, que era lo que hacía falta.

Porque todo el mundo tiene claro que con Escribá en el banquillo el Granada no habría ganado los dos partidos que ha sacado adelante Pacheta y el equipo estaría ya sin opciones de disputar la promoción.

El club convenció a Pacheta con un contrato largo, ya que de otra manera habría desechado la opción, como ya hizo otras veces, y parece acertada la apuesta por su carisma, su enganche y su capacidad para liderar al equipo desde el banquillo.

Dos partidos han bastado para ver un Granada más agresivo, que presiona más arriba, que muerde, que es dinámico en ataque y en el que los laterales juegan un papel primordial.

Se demostró ante el Castellón, con el técnico renovando ambas bandas durante el partido y siendo decisivos los del costado diestro: Rubén porque asistió tras gran jugada en el 1-0 y Ricard porque marcó el definitivo gol del triunfo en el minuto 89.

Da la sensación de que Pacheta ha heredado la flor de la fortuna que tuvo Escribá en sus primeros partidos con el Granada, cuando ganaba de forma apurada y sin merecerlo, pero ganaba.

Más allá del triunfo, fruto de la fe y de la confianza del equipo en sí mismo cuando peor lo pasaba, no estaría de más que el Granada revisara sus fallos defensivos, con tres goles encajados en los dos primeros envites de Pacheta. Eso sí, no han costado puntos gracias a que el Granada ha marcado cinco dianas.

El tanto recibido por Mariño en Riazor le ha costado el puesto. Y tiene que repasar el Granada para que no se repita la jugada del empate del Castellón, con el equipo recibiendo un gol a la contra tras un balón parado a favor y en superioridad numérica. Inaceptable.

Pacheta ha enchufado a jugadores como Manu Lama, los dos extremos, que estuvieron muy bien ante el Castellón, y los dos medios más ofensivos, Gonzalo Villar y Trigueros, convertidos en el eje sobre el que gira todo el juego de ataque del Granada.

La última jornada promete ser apasionante, como lo fue la pasada, con giros de guion, alegrías y penas repartidas por toda la geografía nacional y muchísima emoción.

El Granada tiene que afrontare el partido ante el Racing de Santander como si fuera el primero de una promoción de ascenso que se compone de tres partidos, con el inicial a un solo encuentro en lugar de a ida y vuelta.

Es la manera de concienciar a los jugadores de la trascendencia del choque. Es una final cuyo premio es la promoción y como tal hay que tomárselo, con la seriedad de los dos últimos partidos pero sin graves errores defensivos.