Instalados en la positividad de encontrarse a falta de cuatro partidos a seis puntos de regresar a Primera División, la afición del Granada CF no quiere pensar en otra cosa que en puntuar pasado mañana en el Carlos Belmonte. Pero la historia deja para el recuerdo situaciones no muy positivas para los rojiblancos, quienes ya dejaron pasar un ascenso sobre el césped del estadio manchego en la temporada 1989/90.

Un Granada CF en Segunda División B (Grupo III) acudió en la vigésimo quinta jornada (25 de febrero de 1990) a Albacete en una buena situación para luchar por el ascenso a la segunda categoría del fútbol nacional, después de sufrir una única derrota en 17 partidos consecutivos de liga (encajada en Melilla por 2-0 dos jornadas antes). Los entonces entrenados por José Enrique Díaz, bajo la presidencia de José Antonio Murado, tratarían de mantener sus opciones de disputar la primera plaza (única que daba el premio del ascenso) pese a aún restar 13 partidos más.

Como el próximo lunes, la afición rojiblanca se desplazó en masa hasta Albacete. No en vano, y según rezan las crónicas periodísticas de la época, más de un millar de aficionados se quedaron a las puertas del Belmonte sin poder acceder a ver el partido ante la avalancha de espectadores, dado que ambos equipos se jugaban el liderato.

El Albacete, entrenado entonces por otro ex madridista como Benito Floro, logró adelantarse en el marcador antes del ecuador de la primera mitad, gracias al tanto de Menéndez. Los nazaríes celebraron el empate de José Manuel (44’) como si de medio ascenso se tratase, pero el jarro de agua fría se produjo a falta de diez minutos para el 90, cuando Maya dejaba la primera posición en tierras manchegas e instalaba a los de José Enrique Díaz en una situación complicada. De hecho, los rojiblancos no sólo perdieron aquel día la oportunidad de acceder a la posición de ascenso a Segunda División (pese a quedar en juego 26 puntos); sino que hasta el final del campeonato sólo lograron sumar 10 (con tres victorias, cinco empates y cinco derrotas). Murado llegó a mover entonces hasta el banquillo buscando una reacción que por todos era sabida como imposible, destituyendo a Díaz y dándole la oportunidad a un hombre de la casa como José Luis Garre.

Aquel Granada CF que cayó por la mínima en el Carlos Belmonte estaba formado por Antoñito, Osa, Mediavilla, José Manuel, Kike, Piriz, Pardina, Rosa, Andrés, Merayo y Herrera; saliendo en la segunda parte Cristóbal y Julio. Tan desesperados acabaron el choque los nazaríes que el goleador, José Manuel, acabó siendo expulsado por doble amarilla en el descuento del partido por parte del colegiado Carmona Méndez. Como curiosidad de aquel día, entre las muchas que se podrían contar, está que en el centro del campo del conjunto machego portó el dorsal número ‘6’ Manolo, de apellido Salvador, ex director deportivo del Granada CF la pasada temporada.

Lo de pasado mañana poco o nada tendrá que ver. Ni el fútbol es igual al de aquel 25 de febrero de 1990 (aunque el VAR no haya llegado a la Liga 1|2|3), ni los de Diego Martínez son un equipo con nulos o pocos recursos al visitar los estadios de los rivales directos, por lo visto en las salidas de la presente temporada como en La Rosaleda.

Además, el vestuario del Granada CF está alejado de cualquier ámbito fuera de lo estrictamente deportivo (como la clasificación de la competición), por lo que no tendrán en cuentan las historias del pasado celebradas en el estadio donde el domingo tratarán de dar el primero de los dos pasos que le faltan para cumplir el objetivo de regresar a la Liga Santander. La historia siempre queda ahí, sea buena o mala. Pero, como las estadísticas, siempre están para lograr romperse.