Celta-Granada CF | La pizarra

Entre el titubeo y la desesperanza

  • Robert Moreno se queda sin crédito tras caer en Balaídos y volver a dirigir una actuación mediocre

Germán, en el suelo y rodeado por Aspas, Beltrán y Mallo.

Germán, en el suelo y rodeado por Aspas, Beltrán y Mallo. / Agencia LOF (Granada)

Cuando algo no funciona hay que buscar soluciones. Eso debió pensar Robert Moreno, técnico del Granada CF, justo después del pobre partido que los suyos completaron ante la Real Sociedad en el Nuevo Los Cármenes. El catalán, sabedor de la poca funcionalidad de su conjunto hasta la fecha, decidió incluir cuatro permutas en el once titular de esta jornada (entraron Quini, Soro, Puertas y Bacca) y, sobre todo, un cambio de dibujo (al 4-4-2) que aportara frescura en ambas áreas.

El rival

También hubo alguna novedad en las filas del Celta de Vigo. Eduardo Coudet sentó a su compatriota Franco Cervi para dar la oportunidad en la delantera a Nolito, exjugador del Granada. A pesar de que todo apuntaba a la vuelta al once de Denis Suárez, el preparador argentino hizo valer la solidez frente a la creación y dio continuidad en la medular a Fran Beltrán, que formó junto a Tapia y Brais Méndez en el medio.

Orden

No fue difícil reconocer el posicionamiento de los nazaríes una vez echó a rodar el esférico. El 1-4-4-2 fue el sistema escogido por Moreno, con un doble pivote formado por Milla y Gonalons que duró poco más de quince minutos (el francés salió lesionado), Puertas y Soro a banda natural y los colombianos Suárez y Bacca en la punta de ataque.

Flexibilidad

El planteamiento rojiblanco consistió, en gran parte, en la elasticidad del dibujo. El Granada CF estiró sus líneas, abriendo el campo, cuando fue el dominador del esférico –contadas ocasiones– y las condensó en situaciones de posesión celeste. Esto, más que aportar soluciones, provocó indecisión en las filas nazaríes y multitud de espacios tras pérdida que el Celta no dudó en aprovechar gracias a la movilidad de Aspas en zona de ‘tres cuartos’ y de Hugo Mallo por el carril diestro.  

Así dispuso el Granada ante el Celta de Vigo. Así dispuso el Granada ante el Celta de Vigo.

Así dispuso el Granada ante el Celta de Vigo.

Convicción

El dominio celtiña, que tardó en transformarse en llegadas a las inmediaciones de Maximiano, afectó antes al convencimiento de los futbolistas rojiblancos en el plan de partido. Las dudas en acciones puntuales fueron casi una constante e incluso llegó a verse algún exceso de dialéctica entre compañeros.

El único haz de luz entre tanta sombra fue Luis Milla. El madrileño hizo la guerra por su cuenta y sólo sus conducciones ‘rompelíneas’, de las que parece depender el Granada, hicieron algo de daño a los del ‘Chacho Coudet’.

Paciencia

No mejoró la producción ofensiva en la segunda mitad, mas sí se pudo percibir un leve cambio de actitud justo después de la salida de vestuarios. Los rojiblancos aumentaron una marcha la intensidad y llegaron a robar con relativa regularidad el balón a los celestes. Las posesiones, no obstante, se tornaron estériles por la falta de temple a la hora de jugar con un compañero.

Circulación

El nuevo Granada CF, ‘a priori’ destinado a una salida pulcra y a pelear por el timón de cada partido, apenas fue capaz de encadenar más de tres pases seguidos. El nerviosismo se fundió con la falta de ideas y dio como resultado un equipo dócil y a merced del juicio de su rival, que fue de menos a más en sus acometidas sobre los intereses granadinistas. El dato de pases a la hora de encuentro fue más que esclarecedor: los de Moreno apenas dieron doscientos pases frente a los quinientos de los vigueses.

Alegría momentánea

El aficionado granadinista sólo pudo levantarse de su asiento una vez durante el transcurso del encuentro. Luís Maximiano, posiblemente el futbolista más en forma de todo el plantel, volvió a deslumbrar al repeler un penalti lanzado por Iago Aspas. La ‘pequeña victoria’ fue cuanto menos fugaz, pues vino acompañada de la lesión del cancerbero luso y el postrero gol de Denis Suárez.

Desesperanzador

Lo más preocupante de las primeras jornadas del conjunto rojiblanco, más allá de la obviedad de los resultados, son las sensaciones que transmite. El partido del Celta, sin ser brillante y aún lejos del notable, les sirvió para superar al de los visitantes en los duelos individuales, en llegadas al área, en posesión, en disparos a portería y en cualquier estadística imaginable. LaLiga está recién comenzada y ya se le ha hecho tarde al Granada CF. La reacción no puede hacerse esperar más.

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