Competir y puntuar: el Granada arranca en la cuarta jornada

La Resaca

Los refuerzos y el rodaje de los primeros partidos traen, por fin, buenas nuevas en el equipo de Pacheta, que en Málaga mostró lo que puede y debería llegar a ser

Un ataque del Granada en el partido ante el Málaga
Un ataque del Granada en el partido ante el Málaga / Antonio L. Juárez / PicWild

Transitaba el partido de La Rosaleda entre el Málaga y el Granada por el minuto 40 y los rojiblancos sólo habían realizado dos faltas. Llegaron al descanso con un par de ellas más cometidas, una el golpazo de Bouldini a un oponente que con un árbitro sensible le podía haber costado la expulsión.

Los de casa habían jugado a su antojo, especialmente en el primer cuarto de encuentro, en el que marcaron dos goles tirando de eficacia y pasaron por encima del Granada en el aspecto físico y en la mayoría de intangibles que es necesario dominar para ganar un partido.

Pacheta fue preguntado en rueda de prensa por las teclas que había tocado en el descanso para que la segunda parte fuese diametralmente opuesta, para que el Granada saliese mordiendo y creando ocasiones de gol hasta empatar el encuentro y merecer ganarlo.

El preparador fue claro ante los micrófonos al apuntar que no se trataba de una cuestión táctica ni de planteamiento, sino de agresividad y de ganar duelos. Que pidió a los suyos ser superiores en la batalla física y que ahí estuvo la clave de la reacción rojiblanca.

A veces nos perdemos en sesudos análisis sobre esquemas o dibujos, en diseccionar si es mejor la defensa de cinco, de cuatro o de tres, en imaginar planes de partido en función a la disposición de los tuyos, y el fútbol es mucho más simple que eso.

Se trata, simplemente, de ser agresivo, de querer, de morder, de encimar, de correr. En definitiva, de competir. No compitió el Granada en casi ningún momento de los tres primeros partidos de liga y tampoco en la mayoría del tiempo de la primera parte ante el Málaga.

Lo empezó a hacer cerca del descanso y lo completó en la segunda parte de La Rosaleda, saltando a la vista el resultado: unas prestaciones muchísimo mejores que todo lo visto hasta entonces. Se trataba de ganar duelos y de competir, no había mucho más.

Lo otro que contribuyó a la reacción del equipo, a que por fin aparecieran los brotes verdes, es la mejoría a nivel individual de varios jugadores, que provoca una evolución de forma general del equipo.

Oscar, Alemañ o Faye cuajaron un muy buen partido, mientras que varios jugadores más estuvieron cerca del nivel que se espera de ellos. No son los galácticos ni acumulan balones de oro, pero se le ha quedado al Granada una plantilla apañada para poder hacer una campaña más que digna.

El cierre del mercado de fichajes ha traído jugadores interesantes. Hay un claro déficit en la punta de ataque y también una juventud en el plantel que puede ser perjudicial en determinados momentos, aunque con Pacheta en el banquillo en teoría da para salvarse sin apuros. El fútbol dirá si para más.

Competir y puntuar, porque de casi nada sirve lo primero si no haces lo segundo. Hubiera sido un mazazo psicológico marcharse de Málaga de vacío. El fútbol fue justo con el Granada el sábado para sumar su primera unidad del curso, que ojalá sean muchas más pronto.

Hubo fortuna arbitral, todo hay que decirlo, en los dos goles concedidos, porque en cualquiera de ellos el VAR podía haber entrado para anularlos por fuera de juego. De hecho, con los antecedentes que tiene el Granada con los señores que tiran las líneas de la posición antirreglamentaria en la Sala VOR, la sensación es que los dos iban a ser invalidados. Se agradece que esta vez las decisiones de los trencillas no fueran en contra del equipo.

Una vez cerrado el mercado de fichajes y cortada, parece, la sangría deportiva con el empate y el aceptable partido de Málaga, el Granada afronta unos días que pueden ser ajetreados en los despachos, con la continuidad o no de importantes dirigentes sobre la mesa.

Ese es otro partido del que parece difícil salir victorioso dada la complicada realidad que vive la entidad y los muchos frentes abiertos de par en par que tienen ante sí los máximos mandatarios. En este caso no se trata de competir y de puntuar. Tampoco de ganar duelos. Es cuestión de aplicar inteligencia y de hacer las cosas bien, justo lo que no ha existido desde que la propiedad china se hizo cargo del Granada.

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