Eibar-Granada CF|La Pizarra

Un equipo desajustado

  • Los fallos defensivos en la primera mitad condenan al conjunto rojiblanco

Sergi Enrich marcó el primer gol de la noche

Sergi Enrich marcó el primer gol de la noche / Agencia LOF

El Granada CF no logró mostrar en Ipurúa su mejor cara a nivel táctico. El cuadro de Diego Martínez intentó adaptarse al terreno, pero la cruda realidad es que es muy difícil ganar al Eibar en lo suyo. Dos fallos defensivos en la primera mitad pusieron las cosas muy difíciles, aunque en el computo global la superioridad azulgrana fue evidente.

Juego directo

El encuentro empezó con los dos conjuntos apostando por el mismo juego. Apenas se raseó el cuero en los primeros compases, en los que los balones largos buscaron las testas de los delanteros, la de Carlos Fernández especialmente en el equipo rojiblanco. El peligro comenzó a llegar a través de centros laterales.

Fallo en el balance

El primer gol local llegó tras un fallo en el engranaje defensivo del Granada, algo poco habitual. Un cambio de juego de José Ángel provocó un desequilibrio debido a la lentitud en el balance defensivo del bloque. Escalante centró y Sergi Enrich remató más solo que la una, ahí debía estar un Víctor Díaz que llegó muy tarde a cerrar.

Dominio azulgrana

El primer tanto del encuentro reforzó al Eibar y perdió al Granada, que al menos había conseguido asustar a la parroquia local. Los locales se asentaron sobre el verde y su juego por bandas comenzó a fluir con las formas que gustan a Mendilíbar.

Falta de intensidad

La superioridad del Eibar en las segundas jugadas fue apabullante. En un partido cargado de juego directo los rechaces y balones divididos son un factor decisivo. Los armeros se comieron durante muchos minutos a un Granada que achicó agua como pudo ante las constantes llegadas al área de Rui Silva.

Mazazo en el 25’

No habían digerido los futbolistas rojiblancos el gol de Sergi Enrich cuando llegó el de Kike García. Carlos Neva dudo en un balón dividido tras el rechace de un libre directo y el Eibar volvió a castigar. Kike recibió solo dentro del área y batió a Rui Silva. Dos goles tras dos errores. Es lo que tiene jugar en Primera División, que te perdonan muy poco.

Domingos Duarte pelea un balón con Sergi Enrich Domingos Duarte pelea un balón con Sergi Enrich

Domingos Duarte pelea un balón con Sergi Enrich / EFE

Igualar las fuerzas

Tras el paso por vestuarios el equipo trató de reaccionar y consiguió igualar la intensidad del cuadro de Mendilíbar, pero el resultado era una papeleta cuanto menos difícil de resolver.

Cambio de esquema

Diego Martínez no pestañeó y se lanzó a por todas cuando habían transcurrido apenas diez minutos del segundo acto. Vadillo y Carlos Neva dieron el relevo a Machís y Adrián Ramos. El equipo pasó a jugar con un 3-4-3 en el que Machís y Puertas se situaron en los carriles para buscar a Carlos Fernández, Soldado y Adrián Ramos. Era imposible introducir más pólvora.

Arreón rojiblanco

Los cambios dieron otro aire al equipo, que comenzó a contabilizar llegadas al área de Dmitrovic. Adrián Ramos fue el mayor estímulo con su brega. El equipo mostró más corazón que cabeza, aunque un gol en una acción aislada podría haber trasladado nervios al bando rival.

Las bandas existen

Tras buena parte del encuentro buscando el patadón y tentetieso, el Granada consiguió encontrar con más frecuencia a sus hombres de banda, lo cual dio mayor sensación de peligro que centros frontales y balones largos que por lo general acababan en pies de un jugador armero.

Diego Martínez realizó su última modificación y apostó por Álex Martínez, que entró por Antonio Puertas. El lateral se ubicó en el carril izquierdo y Machís se puso en el derecho para que ambos pudiesen centrar con su pierna buena.

Ni a balón parado

El mayor flujo ofensivo rojiblanco derivó en el disfrute de algunos saques de esquina y faltas laterales, pero en un día tan aciago ni el balón parado, gran aliado esta temporada, pudo echar una mano al Granada en su empeño por rescatar algo positivo de Ipurúa.

La sentencia

Con el Granada volcado en campo rival era evidente que el Eibar iba a disfrutar de espacios para contragolpear. El último tanto del partido llegó en una transición azulgrana que dejó a Inui muy escorado dentro del área con Rui Silva acechando. El guardameta reculó y el nipón no dudo en mandar el cuero al fondo de sus mallas con un buen disparo al lado contrario de su portería.

Debacles en el barro

Dos de los peores encuentros del Granada CF esta temporada han sido ante Getafe y Eibar fuera de casa en partidos poco vistosos. Ganar en el barro no es sencillo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios