Fran Escribá y el cortoplacismo constante del Granada CF
El valenciano se juega gran parte de su crédito este fin de semana contra el Racing de Ferrol, y es que todo lo que no sea ganar alejaría demasiado de los rojiblancos los seis primeros puestos
Fran Escribá vive su peor momento desde que aterrizara en el banquillo rojiblanco a finales de septiembre ya sustituyendo a otro técnico por el que se apostó en verano, Guillermo Abascal.
Montaña rusa
Tras un inicio meteórico que hizo al Granada coquetear con el ascenso directo y establecerse en la zona de playoff durante varias jornadas, las cosas han cambiado mucho y los nazaríes llevan meses sin pisar ese top seis, tampoco se han alejado demasiado pero este equipo no transmite esa sensación de ser ganador. Recientemente, y con solo tres puntos de los últimos doce en juego, cifras alejadas de las pretensiones que el propio equipo se da, los rojiblancos han visto cómo se alejan los puestos de privilegio, quedando a cinco puntos de esa zona tan ansiada y a ocho del ascenso directo, algo que parece ya demasiado difícil.
Lo peor de todo es la sensación de que el club y sus dirigentes viven en un cortoplacismo constante, donde cada parche y cada herida nueva se tapa con otra tirita. Se fue Abascal tras seis jornadas y una fallida apuesta por él que le costó el crédito a Matteo Tognozzi, cesado en el siguiente mercado de traspasos, y llegó Escribá. Por no hablar de la temporada pasada, donde otros tres entrenadores pasaron por la plantilla antes de descender a Segunda otra vez. Así sucesivamente echando la vista atrás hasta sobrepasar la cifra de una quincena de técnicos en los nueve años de propiedad asiática, casi dos entrenadores por curso.
Los fichajes más de lo mismo, vienen y se van por la puerta de atrás y muy pocos son los que han conseguido recientemente dejar huella en el equipo y su afición. Los que lo han hecho, se han terminando yendo por la puerta de atrás y no precisamente con buenas palabras para el organigrama rojiblanco.
Ganar y convencer
La dura derrota en Córdoba ha dejado secuelas en un equipo que sigue mostrando dudas. Aunque el técnico valenciano mantiene el respaldo del club, la visita del Racing de Ferrol a Los Cármenes este domingo se antoja decisiva para evitar otro cambio de tuerca, el enésimo bajo el irregular mandato de DDMC. Un nuevo tropiezo o la falta de reacción por parte del equipo podrían precipitar el cese de Escribá antes de lo previsto y engordar la lista de finiquitos del Granada, que no da a basto.
Además, muchas veces da la sensación de que el técnico rival supera con creces al valenciano en cuanto a táctica y capacidad de reacción se refiere. Planteamientos que duran los primeros veinte minutos de partidos porque no salen como se esperaba, cambios tardíos, y poca reacción a sustituciones de rivales que algunas veces cambian el partido a su favor. El mejor ejemplo está en el fatídico regalo de puntos que le hicieron hace dos jornadas al Real Zaragoza, cuando la entrada de Ager Aketxe, Alberto Marí y Pau Sans iba a terminar siendo decisiva, porque el primero asistió y los otros dos marcaron los tardíos goles del empate.
Otra muestra todavía más reciente es que, con el Córdoba ganando 3-0 el partido, fue Iván Ania el que hizo cambios primero para modificar las posibles fisuras que tuvieran los suyos. Carracedo entró en el descanso por la lesión de Adilson, metió el tercero y asistió en el cuarto, que curiosamente lo anotó otro entrado desde el banquillo, Pedro Ortiz. En las filas rojiblancas, las primeras sustituciones fueron Weissman por Borja Bastón y Trigueros por Sergio Ruiz, obviando el cambio obligado de Loïc Williams en el descanso por lesión. Sustituciones que no es que no hicieran efecto, sino que apenas se notaron.
Lanzando un capote a su favor, Escribá tambián se ha visto obligado a lidiar con situaciones fuera de su manejo. Mucho menos cuestionables son las decisiones del técnico al respecto de los futbolistas que partan como titulares, aspecto basado en el trabajo diario invisible para el aficionado y todo aquel que no esté dentro del equipo. Tampoco puede controlar las 'idas de olla' recientes de algunos rojiblancos que han terminado siendo expulsados y comprometiendo al equipo en acciones muy evitables (véase las últimas rojas a Ricard Sánchez o Gonzalo Villar) tanto para ese partido como los próximos, o las decisiones arbitrales que han perjudicado a los nazaríes recientemente como cada fin de semana perjudican a algún equipo.
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