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Malas vibraciones frente a la apisonadora blanca

  • Lucas Alcaraz repite dibujo aunque acaba jugando con un 1-4-4-2

Nacho trata de rematar ante Lombán.

Nacho trata de rematar ante Lombán. / efe

Dicen los tópicos del fútbol que las visitas a los equipos grandes suelen servir, partiendo de la base de que en sus campos es casi imposible lograr un resultado positivo, para adquirir buenas sensaciones. Aterrizó el Granada en el Santiago Bernabéu con el sueño de dar la sorpresa y con el objetivo de plantar cara al Real Madrid. Ni una cosa ni otra. Entre los regalos rojiblancos, alguna ayudita arbitral y que el Real Madrid actual es una apisonadora, el 5-0 final suena casi hasta bien, ya que cuando el electrónico reflejaba 4-0 antes del descanso aparecieron los fantasmas de los nueve goles del pasado.

mismo dibujo

No hubo sorpresas y optó Lucas Alcaraz por el mismo dibujo de los anteriores choques, el 1-4-1-4-1. Eso sí, las ausencias de dos habituales para el técnico como Saunier, que está lesionado, y Carcela-González, que está con Marruecos concentrado ante el inminente inicio de la Copa África, llevaron a la titularidad a Vezo en el centro de la defensa y a Tabanou en el puesto de extremo zurdo. El resto, los habituales, con Uche reapareciendo tras estar sancionado frente a la Real Sociedad y Tito repitiendo como lateral diestro.

doble lateral

La presencia de Tabanou por delante de Gabriel Silva tenía como meta frenar las constantes subidas de Carvajal, el lateral diestro del Real Madrid. El Granada logró tapar medio bien ese flanco, aunque el cuadro local hizo mucho daño por la izquierda, por donde Marcelo le dio la tarde a Tito, que apenas contó con ayuda de Boga.

errores

Con todo, el gran problema del cuadro nazarí fueron las pifias propias. Un error de Sergi Samper en una conducción de balón provocó el 1-0, mientras que el tercer tanto local llegó tras un pésimo despeje de Lombán. Entre uno y otro, un gol en fuera de juego de Benzema. El cuarto, de Cristiano, con el equipo defendiendo en el área pequeña y Ochoa aculado bajo palos. El Granada espero durante toda la primera parte en su propio campo e hizo sus primeras faltas cuando ya llevaba varios goles en contra. Es imposible ser más blando. Y eso en el Bernabéu y contra el Real Madrid, acaba en goleada siempre.

Andreas y nadie más

El único jugador rojiblanco capaz de hacer algo con el balón en los pies en el primer tiempo fue Andreas Pereira. Los únicos destellos de calidad mostrados por el Granada fueron suyos. El equipo trató de estirarse en alguna ocasión por la banda izquierda, por la derecha prácticamente nunca. La profundidad de Boga y de Tito fue inexistente.

cambios en el mADRID

Con el partido ya resuelto en el descanso, pensó Zinedine Zidane en próximas citas y empezó a mover el banquillo. Al poco de iniciarse el segundo tiempo ya había incorporado al choque a James y Asensio, lo que le llevó a cambiar su sistema de juego. Los blancos frenaron un poco su ímpetu, aunque marcaron el 5-0 y la diferencia pudo ser aún mayor.

cambios en el granada

Alcaraz movió su banquillo cuando a Uche se le cruzaron los cables, algo que desafortunadamente es demasiado habitual. Entró en su lugar Javi Márquez, por lo que no varió el dibujo. Sí que lo hizo cinco minutos después, en el 65, cuando entró Alberto Bueno por un deslucido Boga. El equipo pasó a jugar con un 1-4-4-2, con Javi Márquez y Sergi Samper en el doble pivote, Andreas Pereira en la banda derecha y Alberto Bueno acompañando a Kravets en ataque.

ponce en banda

La tercera y última sustitución, Ezequiel Ponce por Tabanou, que al igual que Uche pudo ser expulsado por Vicandi Garrido, llevó al argentino a la banda izquierda en los trece últimos minutos de partido, que es el tiempo que estuvo en el campo. Este cambio ofensivo, la relajación blanca y la presencia de un doble pivote en el campo posibilitaron que el Granada tuviera más posesión de balón, y hasta creara una ocasión de gol, en la recta final del encuentro, aunque fue incapaz de 'mojar' en el coliseo blanco.

borrón y cuenta nueva

El final de 2016 y el inicio de 2017, unido a la situación en que está el equipo en la clasificación, invitan al pesimismo, aunque con el trascendental encuentro del próximo fin de semana contra el Osasuna ya en el horizonte no hay tiempo para los lamentos. Como tantas veces ha repetido Alcaraz desde que llegó, el granadinismo debe estar más unido que nunca en los malos momentos, y el de ahora, deportivamente hablando, es uno malo de los de verdad.

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