Un tanto de Jorge Molina permitió al Granada CF no irse de vacío ante el Getafe que no hizo excesivos méritos para ganar pero que puso de nuevo contra las cuerdas al técnico rojiblanco, al que la grada de Los Cármenes le solicitó que dimitiera. El tanto del veterano delantero, in extremis en el minuto 97’, permite a los rojiblancos salir de puestos de descenso pero su juego sigue sin satisfacer a la afición granadina.

Pese a ser la undécima jornada, el duelo era de una gran importancia. Los rojiblancos partían en la zona roja y a Los Cármenes acudió el colista, que tan sólo había sumado dos puntos de treinta posibles. Pero el inicio no fue el mejor. En los primeros diez minutos no pasó nada destacable y no era la mejor noticia para ‘asustar’ al rival. Salvo un error de Cabaco en un despeje, ni David Soria ni Luís Maximiano tuvieron trabajo.

Dominio del balón

Poco a poco los rojiblancos se fueron haciendo con el control del balón. Con Monchu y Milla en la sala de máquinas, Montoro por delante y con Rochina tirado a banda pero buscando asociarse, los de Robert Moreno pasaron a dominar claramente. En especial gracias a los numerosos cambios de orientación buscando la banda derecha. Una acción que fue la principal arma ofensiva del duelo. Desplazamientos en largo que permitieron centros al área o disparos al área tras hacer la diagonal.

La mejor ocasión llegó en el 13’ por medio de Montoro quien, llegando desde segunda línea, no aprovechó un centro desde la línea de fondo tras una bonita combinación entre Machís y Sergio Escudero, una de las novedades en el once. El valenciano remató por encima del larguero con todo a su favor. Pero el Granada CF no cesó en su empeño. A base de disparos desde fuera del área, el principal recurso de esta temporada para generar peligro, Rochina, Milla o Monchu lo intentaron sin acierto.

A los rojiblancos no se les puede achacar que no pusieran ganas pero falta criterio e ideas

El Getafe no la ‘olía’ y cuando salía de su campo perdía el cuero demasiado pronto. Únicamente se acercó a las inmediaciones de ‘Maxi’ por medio de acciones de estrategia, casi siempre botadas por Damián Suárez que en esta ocasión actuó por delante de Allan Nyom, que regresó a la que fue su casa y que fue pitado por la que fue su afición. Y precisamente por medio del balón parado los madrileños lograron adelantarse en el marcador. Era el minuto 36 cuando Suárez puso el cuero en la cabeza de Cabaco que tocó el esférico al punto de penalti para la llegada de Enes Ünal, que le ganó la partida a Víctor Díaz que rompió el fuera de juego, para batir en el área pequeña al arquero nazarí.

Víctor Díaz celebra con Jorge Molina el tanto del empate rojiblanco.

Por méritos el resultado no era justo pero tampoco David Soria se tuvo que emplear a fondo. De hecho, no realizó ni una parada en una primera mitad que dejó muy fría a la afición que acudió a Los Cármenes. El colista se fue al descanso venciendo y los seguidores comenzaron a preocuparse.

La tónica no cambió en exceso en el arranque del segundo acto. Dos llegadas, con sendos remates de Luis Suárez que provocó en el 51’ el primero disparo entre los tres palos de los locales, pareció que sería la dinámica en la reanudación.

Nervios

Pero fue un espejismo. Desde entonces, las imprecisiones de los rojiblancos y su nerviosismo primaron. Con una grada cada vez más inquieta, los nazaríes se mostraron incapaces de superar el orden táctico de los getafenses, que tenían la lección muy bien aprendida. Tiraron de oficio con la colaboración de Cordero Vega y eso desesperó a jugadores y aficionados.

Luis Suárez falló un penalti en el minuto 77 por manos de Arambarri en el área

La entrada de Antonio Puertas y Jorge Molina no supuso ninguna mejora en el juego. Los puntas estaban desasistidos, Rochina comenzó a estar agotado físicamente y el juego comenzó a ser excesivamente previsible. Se puso corazón pero poca paciencia, calidad e ideas. Hasta que llegó la jugada que pudo cambiar el duelo a un cuarto de hora del final. Un centro de Milla fue interceptado por Arambarri con la mano. En un primer momento Cordero Vega no decretó penalti pero el VAR le avisó y, tras consultar la pantalla, señaló la pena máxima. Pese a estar Rochina sobre el terreno de juego, fue Luis Suárez el que lanzó pero su chut lo mandó a las nubes. De haber palomas en la grada habría matado a tres. El disparo recordó al famoso de Sergio Ramos en semifinales de la Champions 2011-2012 contra el Bayern Múnich. El colombiano se quejó de que el punto de penalti estaba irregular fruto del oficio de los visitantes que lo destrozaron previamente y el cafetero no se percató teóricamente.

Molina salvador

Pero el error no terminó con las ganas de los locales, que a base de corazón y abriendo el campo con centros laterales, encerraron a su rival. Puertas en el 89’ estrelló el balón en el palo y posteriormente en la parte interna del larguero. Y fue por medio de otro saque de esquina, con el equipo volcado, como empató el Granada CF. Milla puso el esférico al primer palo para que Molina tocara con la testa y salvara un punto quizá merecido por ganas que no por fútbol. El killer pidió perdón por marcar ante su antiguo club. La acumulación de jugadores surtió efecto, pero hay que ir más lejos y la realidad es que, por momentos, el equipo rojiblanco transmite muy poco. Y eso la grada lo palpa. Pese a la alegría por el tanto, la reacción de parte de los seguidores fue seguir solicitando la marcha del técnico. Deberán esperar.