Granada CF-Espanyol | Crónica y resultado

El Granada CF desciende a Segunda División

Jorge Molina llora sobre el césped de Los Cármenes.

Jorge Molina llora sobre el césped de Los Cármenes. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Gerardo es un veteranísimo aficionado rojiblanco que acudió a Los Cármenes en zapatillas de estar en casa pero, eso sí, con su camiseta, su bufanda y su mascarilla. Estaba completamente equipado para ver a su equipo lograr la permanencia. Pero cuando todo lo tenía en su mano, el Granada CF volvió a escribir una de esas historias negras a los que acostumbró a su afición en épocas pasadas, que a buen seguro que vivió Gerardo, y jugará la próxima campaña en Segunda División.

El conjunto de Aitor Karanka, que empató a cero con el Espanyol y que incluso falló un penalti en la segunda mitad por medio de Jorge Molina, no hizo los deberes. Dependía de sí mismo para salvarse pero no ganó, por lo que estaba a merced de sus rivales que sí vencieron, y a domicilio, mandando a la entidad presidida por Rentao Yi a LaLiga SmartBank. Gerardo, curtido en mil batallas, se fue a casa como llegó a la instalación del Zaidín, a paso lento pues su físico no le da para más, decepcionado, y con la duda de si volverá a ver a su equipo jugar en Primera antes de que se vaya al otro mundo.

Buen inicio

Los rojiblancos salieron mordiendo a su rival. Era lo lógico. Se jugaban la permanencia y no querían dejar pasar la oportunidad. De hecho, a los 46 segundos Luis Suárez no llegó a un centro desde la derecha de Quini. Una buena carta de presentación que se prolongó a los cuatro minutos con la mejor ocasión del primer acto. La tuvo Antonio Puertas a pase de Jorge Molina, que recortó en el área pero Diego López sacó una mano abajo para enviar el cuero a saque de esquina.

Con Los Cármenes conectado desde el primer momento, un nuevo acercamiento con Suárez como protagonista que rechazó en un rival, hacía presagiar que el tanto llegaría pronto. Sin embargo, el conjunto de Aitor Karanka bajó el pistón y durante los siguientes 20 minutos apenas sucedió nada reseñable en las áreas. El Espanyol, con Melamed como hombre más incisivo y con Yangel Herrera dando equilibrio en la medular, comenzó a estirarse, pero sin llegar claramente a las inmediaciones de Luís Maximiano. Las vigilancias defensivas funcionaron a la perfección y los locales apenas sufrieron atrás.

Lesión de Milla

Antes de la media hora, un centro de Antonio Puertas se envenenó y casi superó al arquero perico. Pero la peor noticia de la primera mitad llegó con la lesión muscular de Luis Milla en el 33’. Entró Eteki en el eje porque Gonalons no estaba para disputar muchos mintos, y eso permitió a Petrovic adelantar su posición y soltarse en ataque. El serbio apareció por todas partes y jugó donde más le gusta, un box to box que se asoció con Álex Collado y Jorge Molina.

Sin embargo, la mejor oportunidad de los blanquiazules llegó a diez del descanso tras un caño de Melamed a Puertas y posterior pase a Embarba quien, con poco ángulo, chutó pero se encontró con Maximiano. La respuesta no tardó en llegar y Víctor Díaz tras un saque de esquina y, sobre todo, Molina pudieron adelantar a los rojiblancos antes del descanso. En especial destacó la acción del veterano delantero que tras recortar a un rival, disparó pero Diego López hizo una nueva parada salvando de nuevo al Espanyol de encajar un gol.

Demasiado partido

Al descanso se llegó con tablas, al igual que en el resto de los encuentros en la lucha por evitar el descenso. Restaban 45 minutos pero nada estaba hecho. Ni mucho menos. Sobre todo porque en el arranque del segundo acto marcó el Mallorca. Jorge Molina quiso calmar con los ánimos con un disparo que se marchó alto a pase de Suárez. Las ganas por llegar al área rival provocó que el Granada CF se partiera en exceso y eso era un riesgo por las contras de los de Luis Blanco, que pisaron campo contrario con mucha más facilidad.

Jorge Molina falló un penalti en la segunda mitad que nadie quiso lanzar

Se palpaba cierta ansiedad en los locales y la grada lo apreció. Lo que provocó que comenzara a animar con más intensidad. Había mucho en juego. El dominio pasó a ser perico y eso no era buena señal. Karanka dio entrada a Uzuni en busca de mayor frescura física en ataque sentando a Luis Suárez. Melamed, en dos ocasiones, y Embarba pusieron a prueba a ‘Maxi’ en dos contras muy similares para desesperación de Domingos Duarte. La tónica siguió siendo la misma pero los nervios fueron en aumento.

El penalti

Y como si de una película de terror se tratara, dio comienzo lo que nadie quería. En el 70’, el VAR concedió un penalti a centro de Álex Collado que Cabrera tocó con la mano. Nadie quería tirarlo. Sin Milla en el campo, Sergio Escudero, encargado de tirar las faltas, no dio el paso adelante. Se miró al banquillo y Jorge Molina fue el encargado de lanzar la pena máxima. No había confianza. Y pasó lo que tenía que pasar. Molina falló. Lo tiró junto al palo diestro de Diego López.

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, da ánimos a Patricia Rodríguez en el palco de Los Cármenes. El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, da ánimos a Patricia Rodríguez en el palco de Los Cármenes.

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, da ánimos a Patricia Rodríguez en el palco de Los Cármenes. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Pero las noticias no llegaron solas. El Cádiz marcó en Vitoria, lo que obligaba a los rojiblancos a marcar. La grada quería empujar a sus jugadores que estaban bloqueados. Karanka hizo un triple cambio pero las ideas ofensivas y las piernas eran escasas. Restaban cinco minutos y el Granada CF se lanzó con todo, dejando a Germán arriba con Bacca y Molina, que tuvo en el 92’ una buena ocasión a centro de Uzuni. También la tuvo Bacca pero su chut tocó en un rival y se fue a córner. La tragedia se mascaba y se confirmó con el pitido final de Hernández Hernández.

Las lágrimas afloraron en la grada y en el campo. Los jugadores, destrozados en el campo, aguantaron el tipo ante los pitidos de los más fieles. Incluso bajó al césped la consejera Sophia Yang y el director deportivo Pep Boada. Pero no la directora general, la mano ejecutora de las decisiones de sus jefes que han mandado con su mala gestión al Granada CF a Segunda División. Una Patricia Rodríguez que no dio la cara. Y Gerardo volvió a casa triste, como los 19.333 aficionados que acudieron a Los Cármenes y el resto de los seguidores que vio el descenso por televisión.

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