Granada CF-Osasuna | La pizarra

Triunfo a base de orden y balón parado

  • El Granada CF vence a Osasuna gracias a su solidez atrás y dos goles de jugada ensayada

Carlos Neva defiende una internada de Oier.

Carlos Neva defiende una internada de Oier. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Con sólo cuatro novedades respecto a la debacle en casa frente al FC Barcelona –Gonalons, Kenedy, Luis Suárez y la inclusión de Pepe en última instancia–, Diego Martínez lo cambió todo. El preparador vigués pudo volver a la formación con la que más cómodo se siente (1-4-1-4-1) y, con ello, recuperó el timón del partido gracias a una medular más poblada que en los encuentros ante Eibar y FC Barcelona.

Pepe hizo de lateral derecho, Montoro y Yangel Herrera acompañaron a Gonalons en el medio y Kenedy, junto a Machís, actuaron a pierna cambiada. Luis Suárez actuó en su posición natural: la de ariete.

Niveles

La búsqueda del ida y vuelta del 4-4-2 y la aparición del trequartista del 4-2-3-1 quedaron atrás con el regreso como titular de Maxime Gonalons. El galo se colocó como nexo entre la defensa y el centro del campo y, normalmente incrustado entre centrales, facilitó la salida limpia de balón desde atrás. Diego Martínez compuso una medular asimétrica formada por tres niveles con tres funciones claramente diferenciadas.

Gonalons estaba en el primero de los niveles y, a lo comentado con anterioridad, sumó labores de destrucción. Ángel Montoro, unos metros más adelantado, se ocupó de la construcción de jugadas y a la conexión con los dos extremos del equipo (Machís y Kenedy), mientras que a Yangel Herrera, en el tercer nivel, le quedó asignada la llegada en segunda línea y la finalización.

Los cometidos, pese a ser claros, no estaban bloqueados frente a alternancias. Cuando Gonalons retrasaba su ubicación, era Montoro el que iba al pivote para permutar sus deberes con, a su vez, Yangel Herrera, completando así una brillante cadena de acciones.

Osasuna

El conjunto entrenado por Jagoba Arrasate salió al césped de Los Cármenes con su sistema habitual (4-2-3-1), con las únicas novedades de Roncaglia y Jony. Rubén García, ya aclimatado a su posición de mediapunta, llegaba al encuentro como principal peligro ofensivo de los rojillos. Con el balón en juego, Roberto Torres ocupó el extremo diestro, percutiendo hacia dentro –dejando espacio así a García para que basculase a banda– y Jony por la izquierda, en busca de profundidad.

La escuadra navarra acusó la poca incisión por ambos flancos de sus laterales, de índole defensiva –Roncaglia, habitual central, y Juan Cruz– y perdió mucha carga ofensiva por bandas.

Balón parado

No se puede decir que no estuviesen avisados. Osasuna era claro conocedor de una de las fortalezas que hacen de este Granada CF el equipo que es: el buen uso del balón parado. Los rojiblancos, pese a tener el dominio del duelo, no conseguían llegar con peligro a área rival, pese a percatarse de las dificultades atrás de los zagueros cuando tenían que correr en dirección a su portería debido a pases a las espaldas.

La disposición del Gramada sobre el césped. La disposición del Gramada sobre el césped.

La disposición del Gramada sobre el césped. / (Granada)

Encontraron la salida del atolladero –Osasuna jugó con sus líneas muy juntas– mediante jugadas ensayadas. Poco después de cumplirse el minuto veinte, Machís recibió en corto tras un saque de esquina y, después de un centro que repelió en fallo la defensa navarra, Luis Javier Suárez convirtió el 1-0.

En el descuento del primer periodo, otra vez gracias a un córner, el Granada CF puso tierra de por medio. Darwin Machís, de nuevo protagonista, centró con fuerza al primer palo y Sergio Herrera, desafortunado, introdujo el balón en su propia portería haciendo el 2-0 con el que terminaría el partido.

Control

En la segunda parte, con el marcador a favor y la desafortunada lesión de Gonalons, Diego Martínez optó por intentar mantener el control del partido mediante posesiones que mataran la necesidad de Osasuna.

Eteki completó sus mejores minutos de esta campaña haciendo de frontón a las acometidas centrales de los rivales y Milla, que ingresó por Montoro, acaparó el balón con acierto intentando que estuviese lo más lejos posible de la posesión rojilla.

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