Osasuna-Granada CF | La pizarra

La mejoría del Granada CF trae un punto consigo

  • Los de Robert Moreno consiguen un empate en El Sadar gracias a una sobria actuación conjunta

Quini intenta superar a Cote.

Quini intenta superar a Cote. / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Pamplona)

Dicen que cuando algo funciona hay que intentar darle continuidad, alterarlo lo mínimo posible. Robert Moreno tuvo tiempo de sobra para preparar la visita de los suyos a El Sadar –encadenaron el parón de selecciones y el aplazamiento del partido ante el Atlético de Madrid– y decidió incluir únicamente dos cambios respecto al once que logró ante el Sevilla, hace veinte días, la primera victoria del curso.

Machís y Bacca tomaron el lugar de Soro y Montoro en la alineación titular y el técnico catalán prolongó la peculiar pareja de centrales formada por Víctor Díaz y Luis Abram. Germán, pese a la baja de larga duración de Domingos Duarte, esperó su oportunidad en el banquillo.

El rival

A pesar de la más que meritoria y ‘resultona’ victoria osasunista en el feudo del Villarreal, Jagoba Arrasate sorprendió con tres permutas en la formación inicial. El entrenador vizcaíno sentó a tres de los pilares rojillos en este curso (Moncayola, Kike y Manu Sánchez) y dio entrada a Cote, Oier y Chimy Ávila, lo que derivó en el regreso al dibujo habitual (1-4-5-1) con Brasanac y Torró en la sala de máquinas después de utilizar el 1-5-3-2 en La Cerámica.

Versatilidad

La elección de jugadores por parte de Moreno permitió al conjunto rojiblanco mutar con relativa asiduidad su posición sobre el verde. Con el pitido que dio inicio al duelo se pudo apreciar un 1-4-4-2 con Rochina y Machís por bandas y la pareja de colombianos, Luis Suárez y Bacca, como dupla atacante.

La polivalencia de los cuatro futbolistas de arriba posibilitó el cambio a circunstanciales 1-4-2-3-1 y 1-4-3-2-1 cuando Bacca viraba entre el centro y la banda y Rochina hacía acto de presencia en la media punta. Quini fue uno de los beneficiados de este movimiento al aprovechar el carril diestro, libre, para pisar campo contrario.

Traspié

La primera parte, en la que apenas hubo ocasiones y que terminó con un gol del Chimy sobre la bocina en una desafortunada acción marcada por un rebote, se jugó a lo que el Granada CF quiso. La movilidad nazarí más allá de la defensa desconcertó a un Osasuna que no fue capaz de desplegar su juego ni de inyectar intensidad a la presión o la circulación del esférico. Sólo un inconveniente decantó la balanza hacia el lado local: la lesión de Gonalons. La salida del francés perforó la firmeza del cuadro granadinista y desordenó a un equipo que lo acabó pagando caro al filo del descanso.

El Granada CF celebra el tanto del empate. El Granada CF celebra el tanto del empate.

El Granada CF celebra el tanto del empate. / EFE (Pamplona)

Mecanismos

La mejoría en el juego del equipo respecto a lo visto en el inicio de LaLiga fue algo notable y que pudo apreciarse en varias acciones concretas. La salida desde atrás se dio de manera más fluida y los jugadores, que en anteriores ocasiones mostraron ciertos síntomas de desconcierto, lucieron conocedores de las intenciones de su entrenador.

Una de las jugadas que más intentó el equipo se dio en las defensas del balón parado, donde Bacca y Rochina eran los únicos que quedaban descolgados buscando una acción rápida que pusiese el esférico en el valenciano para que este, haciendo uso de su genial envío en largo, intentase encontrar al delantero ‘cafetero’.

Superioridad

El porvenir del choque estuvo marcado por una acción aislada a quince minutos del final. Rochina asistió a Luis Suárez con un preciso pase en profundidad y Cote, que derribó al colombiano, vio la cartulina roja directa. Jagoba Arrasate respondió con celeridad a esta circunstancia y realizó un triple cambio para reforzar la parte trasera con un doble lateral formado por Manu Sánchez y Juan Cruz.

El plan de Robert

Con uno más, el entrenador del Granada CF sorprendió a propios y extraños sacando del césped a Darwin Machís, uno de los jugadores más verticales del plantel, y colocó sobre el césped a Montoro, que entró a la vez que Escudero.

Moreno aunó a cuatro centrocampistas por el carril central del ataque y otorgó toda responsabilidad ofensiva a los laterales, frescos al haber ingresado en la segunda mitad. La escuadra nazarí ganó en profundidad y consiguió generar peligro y dudas en su lastimado rival, que terminó encajando gracias a una genialidad de Montoro.

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