Granada CF-Valencia | La pizarra

El Granada CF sale airoso del caos

  • Los rojiblancos consiguen un trabajado y valioso triunfo frente al Valencia pese a no gestionar bien la superioridad numérica de la que dispusieron más de veinte minutos

Roberto Soldado protesta una falta.

Roberto Soldado protesta una falta. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Diego Martínez tuvo que encarar un partido muy complicado en el que, principalmente, se le presentaban dos problemas: el primero era saber gestionar la ansiedad con la que el Valencia afrontaba el encuentro. El conjunto che, necesitado de puntos, tenía que ir a por todas desde el minuto 1.

Esto, bien administrado, podía ser un punto a favor del Granada CF, que también podría verse perjudicado si el ímpetu del Valencia era superior a la concentración nazarí. El segundo de los inconvenientes a los que tenía que hacer frente el preparador gallego era el vacío que bajas de hombres importantes como Montoro, Machís o Milla dejaban en el equipo.

El preparador vigués optó por cambiar el sistema frente a la baja por Covid-19 de Luis Milla y salir con un dibujo poco habitual de inicio como es el 1-4-4-2. Yangel Herrera y Gonalons formaron en el doble pivote, dejando las bandas a Puertas y Kenedy y la dupla ofensiva a Soldado y Luis Javier Suárez.

La medular

El cambio de dibujo por la ausencia de Luis Milla dejó un hueco en el medio que el Granada CF no terminó de ocupar con acierto. La presencia en bandas de jugadores diligentes en tareas defensivas como Antonio Puertas y Robert Kenedy ayudó a la hora de replegar y cerrar espacios, pero el buen hacer de Carlos Soler en conducciones de balón largas asfixió en ocasiones a una medular que no terminó de aclimatarse a las necesidades del partido.

Los dos mediocentros saltaban a la presión y el espacio a sus espaldas era aprovechado principalmente por las subidas de Cheryshev y Jason Remeseiro. No obstante, el Granada evitó que el equipo che se desenvolviese con comodidad en una de sus principales fortalezas: la subida de los laterales.

Así dispuso el Granada contra el Valencia. Así dispuso el Granada contra el Valencia.

Así dispuso el Granada contra el Valencia.

Sin rodeos

El planteamiento de Diego Martínez quedó claro desde el pitido inicial del árbitro. Los rojiblancos, que con su habitual esquema con tres centrocampistas buscaban trenzar jugadas desde atrás, cambiaron radicalmente el plan habitual y se inclinaron por un juego indudablemente directo, sin complicaciones.

La existencia de dos delanteros capitalizó el estilo de juego granadinista, que centró sus esfuerzos en mandar balones a las bandas que acabasen en envíos al área. A la hora de sacar el balón desde atrás, más de lo mismo. Los centrales no se complicaron y, con patadones en largo, buscaron segundas jugadas que pudieran terminar en pies de Suárez o Soldado.

Partidos en dos

La falta de un nexo directo entre la medular y la línea de atacantes del Granada ocasionó que, en diversas acciones, el equipo acabase partido por la mitad. En una de estas, Denis Cheryshev, profundo por banda, colocó un centro que significó el 0-1. Afloraron entonces las dudas sobre el cambio de sistema, que empezaba a resquebrajarse en las transiciones defensivas, medianamente aliviadas por el trabajo defensivo de Puertas y Kenedy. Los rojiblancos no consiguieron responder con firmeza al gol encajado y el partido, encallado, no se desbloqueó hasta la locura de las expulsiones: tres en seis minutos.

Superioridad

La gestión de la superioridad numérica es una tarea pendiente del Granada CF desde tiempos anteriores. Los pupilos de Diego Martínez fueron más durante más de veinte minutos (tres de estos minutos con dos futbolistas más). No obstante, en ningún momento dio la sensación de superioridad en el juego.

El Valencia se cerró atrás y cedió la ansiedad y la precipitación a los locales, que no encontraban espacios. La entrada de Soro y Quini acercó a los extremos a Jorge Molina, único ariete, y dio vía libre para llegar a línea de fondo a los laterales. El paso de los minutos jugaba en contra de los rojiblancos, que mediante imprecisiones impropias acabó siendo víctima de su propio ímpetu.

Premio

Con el Granada volcado arriba y el Valencia agazapado, esperando un contragolpe que los enfrentase a la línea de tres con la que disponían los nazaríes, el partido pendía de un hilo. Alberto Soro, que como demandaba el partido estaba empezando a aparecer por la mediapunta, creó dudas en una zaga valencianista que, durante prácticamente los noventa minutos, sólo se tuvo que preocupar de achicar balones desde los costados.

Cuando Soro apareció por banda, minutos después, rompió el orden defensivo del Valencia y colgó un exquisito centro con la zurda que Jorge Molina, muy acertado cada vez que cuenta con minutos, transformó el 2-1 que Diego Martínez aseguró con la entrada de Vallejo en los minutos finales.

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