Empiezan a acabarse los adjetivos para definir al Granada CF juvenil. El filial rojiblanco, que está completando una temporada prácticamente impecable en el torneo liguero, sigue acumulando logros en su haber y ahora celebra el haber sido capaz de dar la sorpresa y eliminar a un hueso duro de roer como el Leganés en su tercera participación en la Copa del Rey. Joshua y Mario, los goleadores.

La primera novedad del encuentro llegó con la alineación inicial de Juan Antonio Milla, que optó por dejar en el banquillo, al menos de inicio, a uno de sus referentes ofensivos: Samuel, máximo goleador de los nazaríes con catorce tantos.

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Con el pitido del árbitro dieron comienzo el encuentro y un periodo de tanteo en el que ninguno de los dos equipos destacó por encima del otro. Los primeros veinte minutos dejaron muestra del gran respeto entre ambos conjuntos, con posesiones largas en busca de confianza y una sorprendente escasez de oportunidades teniendo en cuenta el amplio rédito ofensivo tanto de Granada CF como de Leganés.

De hecho, la gran mayoría de aproximaciones ocurridas a lo largo de los primeros cuarenta y cinco minutos llegaron en jugadas ensayadas y, dentro de estas, en centros laterales que no terminaron de hallar un receptor claro.

Ventaja

La balanza se desequilibró en una acción muy diferente a las vistas con anterioridad, pues fue en una jugada trenzada y elaborada a fuego lento. El equipo entrenado por Juan Antonio Milla salió jugando con jerarquía y paciencia desde atrás y condujo el esférico hasta las inmediaciones de Lozano, que recibió tras un pase en largo, teledirigido, de Mario. El extremo zurdo viró hacia dentro y colocó un centro medido que Joshua Farrell mandó al fondo de las mallas con un genial remate de primeras pegado al poste izquierdo del cancerbero pepinero.

La ventaja en el marcador sentó de maravilla a los nazaríes, que por fin consiguieron coger fuerte el timón del duelo y minimizar así las opciones de hacer daño del Leganés. La ‘mala noticia’ para el Juvenil A es que sólo restaban cinco minutos del primer tiempo.

Sentencia

El paso por vestuarios trajo consigo, de nuevo, un guion similar al visto con anterioridad. La equidad volvió a erigirse como tónica principal hasta pasada la hora de juego, cuando la expulsión por doble amarilla de Víctor dejó con uno menos a la escuadra dirigida por Sergio Solís.

La inferioridad numérica no tardó en hacer mella en los madrileños, superados con claridad por unos locales que harían aún mayor –y definitiva– la diferencia con el segundo gol del partido que firmó Mario González. El centrocampista agarró en la frontal del área un balón perdido tras un saque de esquina y conectó un chut genial con la izquierda que sirvió para clasificar a los suyos y tumbar a un conjunto que sólo había sumado una derrota.