Carlos Fernández jugó de inicio para repetir en el once de Diego Martínez por tercer partido consecutivo. El delantero formó solo en la punta de ataque del 5-4-1 dispuesto por el entrenador gallego. El futbolista cedido por el Sevilla disputó los 90 minutos del duelo en otra exhibición de inteligencia sobre el tapete. El nueve estuvo presente en casi todas las acciones de peligro del Granada, pero no tuvo la oportunidad de realizar un solo disparo en todo el encuentro.

El ariete andaluz arrancó el encuentro con varios ofrecimientos entre líneas, pero muy alejado del área rival. El marcador se puso 0-2 y el ‘24’ rojiblanco no había tenido todavía la ocasión de realizar un disparo. Su primera opción de remate llegó en el minuto 21 con un centro de Machís, pero Courtois se anticipó a su testa para despejar con los puños. Poco después mostró un poco de ansia al intentar un pase al hueco para Machís tras una recuperación de Gil Dias. En la última jugada del primer acto tuvo un pequeño rifirrafe con Sergio Ramos.

Empezó el segundo acto y Carlos Fernández fue clave en el gol anotado por Machís. El atacante le robó la cartera a Casemiro en el origen de la jugada para cederle el cuero a Yangel Herrera. Carlos creció en confianza y energía tras el 1-2. La entrada de Montoro vino de perlas al ariete, que se asoció mucho con el centrocampista valenciano. El cansancio era notable, pero el jugador lideró la presión rojiblanca en campo rival.

A pocos minutos del final, el sevillano cedió un buen balón con la cabeza a Antoñín, que realizó un remate de tijera detenido por Courtois. Carlos Fernández finalizó el partido con cero disparos realizados, pero su aportación en clave ofensiva fue muy rica. El delantero volvió a completar una actuación magnífica ante un gran rival.