El niño que se hizo futbolista en el Granada
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Nyom llegó con apenas 21 años al equipo, logró dos ascensos y su evolución le llevó al Mundial de BrasilLa huella del Granada CF en la mayor competición del mundo
'el primer Granada de Gino Pozzo y Quique Pina estaba empezando a edificarse. Era la pretemporada de 2009 y el desembarco del italiano y el murciano había cambiado la identidad del equipo. De una temporada de contrición a soñar con el ascenso a Segunda. De la factoría del dirigente transalpino empezaron a venir bastantes jugadores, algunos de ellos extranjeros, como el caso de Allan Nyom. Había esperanza en la hinchada, pero a la vez expectación. Después de la concentración en La Manga, el equipo jugó su primer partido en la provincia contra el Motril. En el Escribano, el granadinismo pudo ver por primera vez a este francés, nacido en un suburbio de París, y que más tarde escogió defender a la patria de sus padres, Camerún.
"¡Qué patoso!" y "lavín cómo corre" fueron los comentarios que suscitó en la grada aquel espigado futbolista, delgadísimo y fibroso, y que con la pelota en los pies estaba lejos de ser un dechado de virtudes. Pero a Nyom nunca le ha hecho falta golpear bien el balón para convertirse en un ídolo para el Granada CF. Su rendimiento superó sus propias expectativas, los resultados del equipo le elevaron a la mitificación, y su carisma le granjeó amistades eternas en la ciudad.
Allan Nyom es parte de la historia reciente del club. Más de 200 partidos con el Granada, al que llegó con apenas 21 años cedido por el Udinese, 19.000 minutos y, sobre todo, dos ascensos de categoría a Segunda y Primera División, siendo titular indiscutible para todos los técnicos que pasaron por el club entre 2009 y 2015.
Si este jugador es alguien en el mundo del fútbol es gracias a su paso por Granada. Todos vieron la evolución de un joven acelerado a un lateral derecho todoterreno, con proyección ofensiva y efectivo en el repliegue. En los partidos clave secó a sus contrincantes y ya con el equipo en Primera fue la pesadilla de grandes figuras mundiales. Sobre todo trajo por la calle de la amargura a Cristiano Ronaldo. Siempre que Nyom tuvo delante al astro portugués le secó hasta desesperarle. También tuvo sus rencillas con el brasileño Neymar. En aquel duelo contra el Barça en Los Cármenes de abril de 2014 se soltaron algún recadito, pero era su proceder: marcar territorio pronto, pero de forma sibilina.
En el verano de aquel año le llegó el premio a su carrera. Volker Finke le convocó para el Mundial de Brasil. La afición rojiblanca fue un poquito más camerunesa por ver a un futbolista que vieron crecer poco a poco, como si fuera un canterano más, en el mayor evento del planeta. En Brasil, Nyom tuvo poco protagonismo. No jugó en los dos primeros partidos de su combinado ante México y Croacia, pero sí lo hizo en el gordo, contra la anfitriona, aunque con Camerún ya sin posibilidades de pasar a octavos de final. Finke le dio el relevo a los que menos habían jugado y puso de titular al granadinista. Seguramente no se acordara sobre la marcha de aquella tarde en la que empezó a entrenar con el equipo en los campos de Antonio Sánchez. Ante él se abría el estadio Mané Garrincha y la Brasil de Neymar, al que de nuevo le tocó defender, aunque con menos suerte que unos meses atrás. Dejó su marca en ataque, cuando en una subida suya superó a Dani Alves y sirvió el gol del 1-1 a Matip. ¿Y si hubiera jugado los partidos anteriores?
Nyom jugó una temporada más con el Granada, la del 'Milagro Sandoval'. Los apuros para conservar la categoría se mezclaron con sus ansias de progresar. Contaba 27 años y quería más. A mediados de julio de 2015 firmó su venta al Watford, también de Gino Pozzo. Ni en su carta de partida pudo decir adiós: "No puedo despedirme de Granada porque no me voy, porque ya también soy ya de aquí". Una hija granadina se lo impedirá. El niño que se hizo hombre.
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