Granada CF

El Granada CF cierra una vergonzante temporada con una lamentable goleada

Brau trata de tocar de cabeza ante Stuani.

Brau trata de tocar de cabeza ante Stuani. / Efe (Girona)

Se terminó en Girona, al fin, una de las temporadas más tristes que se recuerdan en el Granada CF. Y ya no sólo por el descenso a Segunda División, el tercero bajo la propiedad china, sino por el ambiente generado durante algo más de nueve meses con mentiras, nefasta gestión, errores gravísimos en la dirección del club y constantes movimientos sin resultados. Y concluyó como no podía ser de otra forma, con una sonrojante goleada por 7-0 ante el equipo revelación de Primera División liderado por Pere Guardiola, el que fuera hombre fuerte de Media Base Sport en la primera etapa de los actuales propietarios de la entidad nonagenaria. El curso no podía terminar de otra forma que dando vergüenza, la misma que han ofrecido los actuales rectores casi todas y cada una de las decisiones que han tomado.

Pena

Esa es la mejor palabra que define el sentir de los aficionados rojiblancos. Pena por ver a su equipo no competir. Pena por ver cómo se pisa el escudo que, muy orgullosos, llevan en el pecho cuando se compran las, no precisamente baratas, camisetas del Granada CF. Pena de ver cómo estos gestores ha provocado que comience a haber un desapego tras catorce años en el fútbol profesional. Y pena por ver arrastrarse al cuadro granadino por todos y cada una de los desplazamientos que han afrontaron. Concluyó la temporada con cero victorias a domicilio y tan sólo tres puntos sumados en 19 encuentros para un total de 21 pírricos puntos.

Los culpables

Todos saben ya quiénes son los máximos responsables del desaguisado de esta campaña. Empezando por Sophia Yang, que no deja de ser una persona puesta a dedo por los dueños del club que no tuvo el arrojo de bajar al césped el pasado domingo para despedir como se merecen a leyendas como Víctor Díaz o Antonio Puertas antes del choque ante el Celta. Continuando por su adjunto, Javier Aranguren, el hombre en la sombra que mueve los hilos pero que nunca da la cara. Y terminando por el consejero y director general del club, Alfredo García Amado, que lleva el día a día de la entidad y que, seguramente, se irá de Granada con la misma imagen que dejó en Gijón o Córdoba.

Los hechos

Desde que arrancó la temporada, estos casi diez meses dan para escribir un libro. Todo comenzó con la no celebración del ascenso con la afición con la excusa de las elecciones municipales y que los jugadores se iban de vacaciones. A partir de ahí, cada día que pasó fue a peor. No se concurrió al concurso público para concesión del Estadio Nuevo Los Cármenes, tema que aún colea. Además, la posible venta del club paralizó casi mes y medio cualquier movimiento y se terminó pagando. Tampoco se confirmó la continuidad de Paco López como entrenador y, encima, se engañó a los abonados con la subida encubierta del precio de los abonos con el regreso de los suplementos, provocando desencanto e indignación en la afición. La cesión de abonos tampoco fue transparente y, a nivel deportivo, los resultados está ahí. Los fichajes, pocos, llegaron tarde y encima se dejó marchar a una de las perlas de la cantera como Samu Omorodion, pagando Nico Rodríguez los platos rotos.

Se trajo a un director deportivo sin experiencia al frente de un equipo, por mucho que viniera de la Juventus, donde era segundo espada. Los problemas de acceso a los Cármenes ante el Barcelona o para ver al Recreativo en la Ciudad Deportiva en los primeros partidos desesperó a los aficionados. Tampoco se celebró el Trofeo Ciudad de Granada y los hinchas no pudieron ver a los nuevos jugadores hasta casi finales de agosto, ya en liga, y eso que ese partido iba incluido en el abono. Por no hablar de las escasas apariciones de la presidenta ante los medios de comunicación salvo contadas ocasiones. Los problemas con la grada de animación y un grupo promovido por el propio club que terminó volviéndose en contra de sus creadores; la bochornosa eliminación en la Copa del Rey por alineación indebida; la incomprensible llegada de Alexander ‘Cacique’ Medina al banquillo y el descenso, ya no sólo del primer equipo sino también del filial, completan un año para olvidar.

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