Granada CF

La revolución del número 2

  • La vocación ofensiva de este lateral derecho, integrante del Granada que quedó sexto en la temporada 1971-1972, le hizo ser un fijo para Joseíto

Cuando se habla de las históricas defensas del Granada, los aficionados siempre mencionan la que formaban Aguirre Suárez y Fernández. Imponentes, cancheros, duros, rudos, muy del gusto de la intensidad de la que ahora tanto se habla en las gradas, y que es el único punto de encuentro en las preferencias de la afición granadinista. A pocos les viene a la mente, en primer lugar, uno de sus mejores estiletes. Toño de la Cruz aportaba la alegría, la habilidad, la elegancia y la efectividad que todo zaguero debe tener. Era el contrapunto a la mala fama que adquirieron algunos de sus compañeros. Inevitablemente tenía su sitio en destinos de alta alcurnia. El Barcelona de Rinus Michels, el mentor de un tal Johan Cruyff, se lo acabó llevando.

De la Cruz arribó al Granada CF en el verano de 1970 con apenas 23 años. Acababa de bajar nada menos que a Tercera División con el Valladolid y Candi estuvo rápido para traérselo a la disciplina rojiblanca. Con él, el presidente atrajo al club a Lasa y Jaén, con los que conformó el once tipo de la mejor temporada granadinista en Primera División hasta la fecha, la 71-72, cuando el equipo quedó sexto: Ñito; de la Cruz, Fernández, Aguirre Suárez, Falito; Jaén, Fontenla; Vicente, Porta, Barrios y Lasa. En su segunda temporada como rojiblanco jugó todos los partidos. Se adaptaba perfectamente al estilo de juego de Joseíto, un Granada que daba la cara en el Santiago Bernabéu o el Camp Nou. De la Cruz fue de los primero defensas en doblar a su extremo. El fútbol y los tiempos cambiaban.

Candi le trajo desde un descendido a Tercera y le vendió años más tarde por 7 millonesUn error suyo ante Austria en Argentina 78 le puso en el foco y no volvió a jugar

De la Cruz fue el segundo de los tres internacionales con España que ha dado el Granada CF. El anterior fue Millán, 27 años antes del debut del leonés con 'La Furia'. El momento se produjo en un amistoso contra Suecia en Salónica. Previamente, en 1971, había sido convocado para otro duelo contra Italia en Cagliari, en el que no jugó. Ya por aquel entonces su presencia en la selección sub 23 era habitual.

Antes las cosas se hacían de otra manera. Así, en marzo del 72, con el Granada en plena efervescencia (Candi proyectaba vender Los Cármenes para construir un estadio para 40.000 personas), el presidente viajó a Barcelona para cerrar la venta de De la Cruz al FC Barcelona. Un fichaje que estuvo a punto de frustrarse porque en el reconocimiento médico se le detectó un problema congénito en las costillas. Los facultativos recomendaron al Barça que no le fichara pero tras varios tira y afloja, con cruce de informes que valoraban que ese defecto no le impedía ser futbolista, el '2' rojiblanco pasó a ser el '2' azulgrana. Las cifras bailaban. Se habló de 8 millones de pesetas, aunque otras fuentes lo rebajan a 7 y 6. Lo que nadie negaría es que la operación fue un éxito para un club con superávit y al que llamaban para torneos veraniegos de prestigio. En uno de ellos compartió cartel con el Real Madrid, el Sporting de Lisboa y el Estrella Roja.

Con el Barcelona, Toño de la Cruz consiguió una Liga, una Copa del Generalísimo (así se llamaba antes la Copa del Rey) y una Recopa de Europa. Una carrera que se extendió hasta 1980. Dos años antes jugó su único Mundial, el de Argentina. España regresaba tras 12 años de ausencia a un campeonato que, esta vez, se jugó en el invierno austral. Y en el humano, en un país aterido por la cruel dictadura de Videla. Un frío que además vivió en la concentración del equipo en la residencia La Martona, una suerte de albergue sin comodidades y casi sin comida.

El seleccionador Kubala confió en De la Cruz para el encuentro inaugural de España frente a Austria. Era el rival directo para acceder a la segunda fase, pero el equipo falló. El ex granadinista quedó señalado casi de forma injusta al subir su banda y dejarla vacía. Un mal pase cortado por la zaga austriaca derivó en un contra letal en la que Schachner se deshizo de un defensa y batió a Miguel Ángel con solo diez minutos jugados. España empató, pero Krankl, otro mito culé, empujó a la derrota a España. De la Cruz no volvió a jugar.

Fue entrenador, ayudante nada menos que de Louis van Gaal en el Barcelona, al que llegó a dirigir solo una vez, de manera interina entre el cese del holandés y la llegada de Radomir Antic. Era el 2003.

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