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Al servicio militar del gol

  • Granada y Barça comparten el mito de César, autor del gol del primer ascenso a Primera, el primero en la categoría y máximo artillero histórico culé hasta Messi

Al igual que los soldados del amor de Marta Sánchez, también existen los soldados del gol. ¿Cuántos mitos en clubes modestos de este país se habrán forjado porque un grande les cedió a uno de sus jugadores mientras hacían la 'mili'? Unos cuantos y el Granada fue uno de ellos. Gracias una hábil negociación con el Barcelona logró posibilitar que a las filas rojiblancas, color recién estrenado en 1940, llegara un jugador joven que acabó siendo historia del fútbol nacional: César Rodríguez.

España se estaba reconstruyendo en 1940. El fútbol también. Muchos talentos desaparecidos o exiliados, como Isidro Lángara, y una nueva generación que había que volver a sacar de la oscuridad. Del Frente de Juventudes de su León natal fichó el FC Barcelona a un chaval de apenas 18 años, que tras un breve paso por el Sabadell, se tuvo que trasladar a Granada para cumplir con el servicio militar obligatorio. En el club se enteraron y movieron hilos para convencer al conjunto culé de que se lo cedieran. No estaba mal tirada. El equipo iba a jugar por primera vez en su historia la promoción de ascenso a Primera División, y aunque ya tenía una delantera temible encabezada por Cholín, sabían que César podía marcar diferencias.

No solo marcó el gol del primer ascenso a Primera, sino que salvó el empate del Castellón

Seis partidos jugó en aquella liguilla de ascenso marcando dos goles. No parecen muchos, pero anotó el más importante de todos. Castellón, 6 de abril del 41. Penúltimo encuentro de la fase y un triunfo metía al Granada en Primera por primera vez en su historia. 44 minutos iban cuando el leonés perforó el arco de Pérez para elevar el 0-1. Quedaba una parte. Tenía que aguantar el Granada con ocho jugadores, puesto que Liz fue expulsado y Mesa y Martínez se lesionaron. Hubo una acción para empatar del Castellón. Floro estaba batido y César, improvisado defensor, evitó el tanto sobre la línea. Ganó el Granada. ¡A Primera!

Los rojiblancos lograron quedarse con César para la temporada siguiente en Primera, formando uno de los quintetos ofensivos que los más mayores aún podría recitar: Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz. El leonés se destapó como un voraz goleador, capaz de golpear con las dos piernas de forma indistinta, plagado de clase y calidad, además de poseer un don de gentes que le hizo ser más querido aún. 26 goles en 29 partidos, incluyendo el primero del Granada en la división de honor en su historia (1-1 ante el Celta en Los Cármenes).

Aquella campaña 41-42, el Barça había quedado por debajo del Granada en la clasificación de Primera. Evidentemente, su club de origen le repescó nada más terminar la 'mili' para comenzar una carrera histórica como azulgrana. 13 temporadas, 348 partidos y 232 goles en partidos oficiales encumbraron al Pelucas a los cielos del barcelonismo como máximo goleador de la historia del club. Un récord que solo ha podido superar Messi, y lo hizo además contra el Granada CF en 2012, en la primera visita rojiblanca al Camp Nou en casi 40 años. A veces es difícil creer en las casualidades.

César vivió su etapa de esplendor en los años 40, mientras la II Guerra Mundial arrasaba Europa y no se celebraban Copas del Mundo. ¿Qué hubiera sido de España con este delantero? Nunca se sabrá, porque al Mundial de Brasil llegó con 30 años y una delantera de la selección consagrada a Zarra e Igoa, otro granadinista de esta serie. Eizaguirre tenía a sus inamovibles y César, que aquella temporada marcó 17 goles en Liga y no fue una de las mejores de su trayectoria, viajó con el equipo pero no disputó ningún minuto en los seis encuentros que jugó la selección. Hubiera sido la guinda a una carrera en la que un récord suyo sobrevivió 17 años a su muerte.

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