David Martín | Director de 'La vida era eso'

"Todos vivimos la soledad a lo largo de la vida: nacemos y morimos solos"

  • El director visitó la Facultad de Comunicación para hablar de su película

  • Trabaja en varios proyectos, entre los que se encuentra un nuevo largometraje de ficción

En diciembre del año pasado descubrimos que 'La vida era eso' en el primer largometraje del realizador David Martín de los Santos a través de la historia de autodescubrimiento protagonizada por Petra Martínez y Anna Castillo. Náufragos en no lugares, olores y sabores, los miedos que unen y el cobijo de los solitarios componen este maravilloso drama que ha viajado desde Tokio hasta los Goya con la nominación de David Martín al Premio a Mejor Dirección Novel y a Petra Martínez a alzarse con el premio Feroz. 

El realizador visitó el viernes el Máster Universitario en nuevos medios interactivos y periodismo multimedia de la Universidad de Granada para dar a conocer a los alumnos el proceso de creación de esta maravillosa cinta desde su papel como director, guionista y productor ejecutivo. El cortometrajista maratoniano habitual en el mundo del documental, también ha hecho un repaso sobre sus orígenes como artista que le han llevado a "3000 berrinches, 98 premios, 60 proyectos y 310 festivales" como reza su página web.

-Después de tantos berrinches, premios, proyectos y festivales, ¿cómo ha sido la experiencia de estar nominado a mejor dirección novel?

-Ha sido un honor. Estrenamos en un momento complicado y el proceso de espera por el covid ha sido largo. Estrenamos en Tokio y no pudimos viajar, y a cuatro días de estrenar en Sevilla cerró la ciudad, así que sólo pudimos hacer una presentación para la Academia. La espera ha sido un poco frustrante, casi un año. Durante todo ese tiempo esperábamos el mejor escenario, pero luego llegaba otra ola. La gente poco a poco va cogiendo confianza para ir a las salas de cine, pero queda mucho. La película ha hecho un viaje por festivales de medio mundo, y así la película se ha hecho querer en todo ese proceso de espera. También ha estado muy bien el premio de Petra en los Feroz y su nominación al Goya. Los reconocimientos son siempre bienvenidos.

-Se dice que hacer una primera película es muy difícil, pero que hacer una segunda es aún más complicado, ¿hay más proyectos en el horizonte?

-¡Esperemos que no sea más difícil que la primera, por favor! Hay proyectos, proyectos en plural. Hay otro guion de ficción escrito en búsqueda de socios y financiación. Con muchas ganas de ponerme a tope para empujarlo. 'La vida era eso' está contextualizada en el 15M y el nuevo guion está planteado en el inicio de la pandemia, a través de un personaje con una crisis existencial importante que está soportando las consecuencias de esta crisis espiritual y material. Intenta reconectar con su lugar de pertenencia del que renegó, haciendo un viaje al pasado, reencontrándose con las amistades una vez el tiempo ya ha dejado huella y lo ha marcado todo. Hay que intentar salir a flote e intentar arraigarse a la vida.

-¿Cómo fue el planteamiento de los momentos más delicados de la película con Petra?

-Ella al principio me dijo que no. La película, entre otras cosas, habla de ese arraigo con su propia intimidad y también de apertura hacia el deseo y la sexualidad. El personaje es una mujer que pertenece a una generación que no ha tenido la oportunidad de emanciparse. En la película hay momentos delicados, que estaban en el guion y quizás parecían más explícitos y esto a ella le generó desconfianza y preocupación. Y luego mira cómo fue su discurso en los premios Feroz. Tuvo cierto reparo como es lógico, también me dijo que no por tema de fechas. Pero luego hablamos, nos gustamos, nos gustamos mucho además, después se pactó que lo haríamos con las limitaciones que ella considerase para que estuviera a gusto, porque tampoco hace falta que fuera más explícito para contar la historia. Al final todo fue fácil y una experiencia maravillosa trabajar con ella.

-'La vida era eso' es una película de personajes solitarios, sin embargo parece que todo el mundo se siente identificada con estos, ¿estamos más solos de lo que pensamos?

-Todos vivimos la soledad a lo largo de la vida, nacemos y morimos solos. La película habla de náufragos que cuando conectan se iluminan, conectan y evolucionan de alguna manera, empezando por Verónica y María. Esto pasa en un contexto en el que cada vez se ve más el individualismo egoísta. El individualismo y la soledad tienen un punto necesario, como todo en su medida, pero si hablamos del personaje principal, está casada y tiene familia, pero tiene una sensación de desarraigo y soledad. En todos esos encuentros que vive parece que no van a encajar pero lo terminan haciendo.

-Los no lugares acompañan a personajes solitarios, ¿ha tenido un impulso de retiro como el de los personajes de la película?

-Sí, claro, sobre todo para escribir el guion, que lo escribí en Las Negras (Almería). Usé ese retiro para escribir y bueno, son no lugares con personajes inmigrantes. Ese paisaje humano nos cuenta todo lo que se está generando alrededor de la ciudad y los invernaderos. Las localizaciones a nivel espacial establecen un diálogo entre lo nuevo y lo viejo, al igual que el diálogo entre María y Verónica. Una mujer de procedencia más tradicional, de una época más sólida en cuanto al trabajo, la familia y la manera de entender la vida en esa dignidad humana que tiene. Vero está menos arraigada por sus orígenes y pertenece a una época más líquida, donde nada permanece. Hay un cruce espiritual, pero también generacional. Los personajes son dos inmigrantes que se marchan a mejores condiciones de vida y después es Almería la que vuelve, en una zona en la que apenas vive nadie, un bar abandonado sin apenas vida.

-El olor, las texturas y sobre todo la comida son muy importantes en la película, ¿son las pequeñas cosas lo que nos dan la vida?

-Hay una narrativa con todo el tema culinario, desde esas comidas insípidas del hospital. Todos los personajes comparten momentos de intimidad alrededor de las comidas, Florin y la tortilla, los dulces, la granada, la tarta con esa presencia literal de Verónica, las torrijas sobre las que hablan las protagonistas y luego reinterpreta María. Hay un proceso de encuentro entre los personajes y entre medias suele estar la comida, que como ellos también tiene una evolución. Los olores, la escucha de María, una persona que casi no habla, sino que escucha.

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