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El arco iris no quiso perderse la corrida en la que deslumbró Talavante

  • El diestro firmó una tarde memorable en la que cortó cuatro orejas, mientras que sus compañeros de cartel rayaron a gran altura y abrieron la puerta grande

Sí. Así sí señores y señoras, y eso que comenzó la tarde para copiar y pegar la crónica de ayer, desesperación y rabia en los tendidos ante lo visto en los tres primeros toros, los dos de Cuvillo y el tercero de Manuel Blázquez. Pero como a la tercera va la vencida, la tarde se dio la vuelta como un calcetín, y comenzó la felicidad y el arte. Tarde para el recuerdo, para repasar y soñar despierto, fíjense en lo siguiente, hasta el arco iris no se quiso perder la tarde de toros en Granada.

Abrió plaza un toro colorao de nombre Sombrerero, de 543 kilos, colorao de capa, bonito, y lo recibió Morante con unas verónicas acompasadas, pero nada más se pudo ver. Con la muleta apenas se mantuvo en pie y tuvo que abreviar. Con el cuarto, Esparraguero, que dio en la báscula 533 kilos, un castaño, no dio buenas sensaciones con el capote, los dos siguientes tercios, un descontrol. Estaba todo abonado a que Morante pasara página. Sorprendió su brindis al público, pero es que el sevillano lo había visto. El de La Puebla del Rio se puso a torear, se pasó el toro por la taleguilla en cada pase, con pellizco, con hondura y con valor, así realizó una de las faenas de la Feria. Se tiró a matar y lo consiguió. Dos orejas.

El sevillano se pasó al toro por la taleguilla en cada pase con hondura y pellizco

Manzanares no tuvo suerte con su primero, que fue devuelto por flojo. Lo sustituyó otro de Manuel Blázquez, tampoco era toro para Granada. Sin raza, sin fuerza, reservón, un regalito.

Nada pudo el de Alicante, que frustrado tuvo que matarlo pronto. Otra cosa fue el quinto, segundo de su lote, de nombre Aguaclara, un jabonero muy grande, 608 kilos de peso, un animal exigente al que supo entender perfectamente el torero. Realizó una faena por ambos pitones, toreando muy despacio, con mucho sentimiento, con mucho corazón y con mucho valor. Puso la guinda entrando a matar recibiendo, marca de la casa, faena que fue premiada con dos orejas.

Con Talavante cambió la tarde y la Feria. Se encontró de inicio con Rescoldito, un toro castaño bragao corrido axiblanco, de 565 kilos. Ya con el capote se le vio un toro distinto, el diestro lo recibió con un farol a pies juntos seguidas de varias verónicas de clase. Con la muleta, en maestro, toreando despacio, templado, con pasión. Variado en sus pases y de bella factura. Estocada hasta la bola, y dos orejas premio a su faena. Con el sexto, segundo de su lote, otro buen toro de Núñez del Cuvillo, de nombre Fumador, otro toro de pelo colorao, y otra vez el extremeño demostrando que atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera, o el mejor.

Comenzó la faena de muleta de rodillas, sacando el toro de tablas hasta más allá de la segunda raya. De nuevo, variedad de pases instrumentados con ambas manos, otra vez despacio, sintiéndose, gustándose, empleando y compaginando la cabeza y corazón, derrochando arte y valor. Intentó matar al toro cerca de tablas, pero cambió de opinión y lo llevó al centro del ruedo, estoconazo impresionante, el toro por los suelos, otras dos orejas para la talega.

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