OBITUARIO

María Jiménez, lección de sensualidad

La cantante María Jiménez , en su casa de Chiclana.

La cantante María Jiménez , en su casa de Chiclana. / D. S.

Se acabó, como su más conocida canción, ha fallecido María Jiménez. De madrugada, en silencio, en este jueves de septiembre en el que sigue el verano campeando a sus anchas. Sevillana de nacimiento, trianera si concretamos la ubicación, de 1950. Sus comienzos son en los tablaos y locales de moda de la época. Los estertores del franquismo, flamenco entre humo y el resonar de copas que chocan en la barra. En 1975 publicó su primer disco, con Gonzalo García Pelayo a la producción y Paco Cepero a la guitarra. María sonaba diferente, no era una flamenca al uso, había algo que la diferenciaba de las voces pasadas y de su generación. Y ese algo estalló, como una revolución, como una caricia al amanecer, en 1978, con su mítico Se acabó. Y ese algo era la sensualidad, el erotismo, más descarnado y sincero, sin filtros, al descubierto, que María era capaz de transmitir. Sensualidad y una fuerza arrolladora, que parecía crecer en sus entrañas y que su garganta interpretaba, como nunca nadie más lo ha vuelto a hacer. La carnalidad, como concepto. Se acabó fue todo un éxito, y María Jiménez se convirtió en una de las grandes estrellas de nuestro país. Esa España abatida por cuarenta años de blanco y negro, en busca del color. María fue uno de los colores. Puede que el rojo.

Siempre valiente, adelantada a su tiempo. Hoy lo podemos observar como algo normal, pero tengamos en cuenta que María Jiménez puso voz a la violencia de género, al maltrato, en precisamente Se acabó, que es de 1978. En ese tiempo, la violencia de género eran cosas de las parejas, y el machismo no existía como concepto, aunque fuera la rutina de nuestro país. Todo lo que yo te haga, antes ya tú me lo hiciste. Como el sexo, en cualquiera de sus expresiones, también era un tabú. Y María era vitalmente sexual. En 1980, la cantante es una de las abanderadas de la Autonomía de Andalucía, junto a Silvio, Tabletom, Camarón de la Isla o Carlos Cano participa en algunos actos de apoyo a la causa andalucista. Nunca fue una mujer neutra.

Tras más de una década frenética, en la cresta de la ola, coleccionista de éxitos y de suspiros, que con tanta facilidad arrancaba, tanto de unos como de otras, en los años 90 la trayectoria de María Jiménez sufre un parón, cuando no un frenazo en toda regla. Los años duros, engañada y maltratada, nos muestra a la María más frágil, incluso rota. Resistente a todo y todos, con el nuevo siglo resurge, casi renace una María Jiménez madura, pero igualmente sensual, y arrebatadora, de la mano de Joaquín Sabina, José Alfredo Jiménez, Estopa o La cabra mecánica. Hoy que se ha ido, volvemos a escuchar su gran éxito. Su voz energética y sensual al mismo tiempo, desgarrada y carnal. Y la volvemos a ver, mirando como pocas mujeres han mirado a la cámara, consciente de la atracción que ejercía sobre nosotros.

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