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Seúl/Pyongyang publicó este jueves imágenes de los misiles lanzados el jueves que parecen acreditar nuevos y peligrosos avances del programa armamentístico norcoreano, mientras Seúl y Washington optaron por seguir moderando el tono para no malograr el diálogo. La propaganda norcoreana también mostró al líder Kim Jong-un supervisando las maniobras, aunque no especificó el tipo de armamento y se limitó a hablar de "medios de largo alcance".
En pleno estancamiento de las conversaciones sobre desnuclearización con EEUU, Corea del Norte lanzó el jueves desde su flanco occidental dos proyectiles que se cree que son dos misiles balísticos de corto alcance. Alcanzaron una altura de 50 kilómetros y volaron en dirección este 420 kilómetros uno y 270 kilómetros el otro, antes de caer al Mar de Japón (llamado Mar del Este en la dos Coreas), según el Ejército surcoreano.
Las imágenes publicadas por el principal diario norcoreano, Rodong, llamaron mucho la atención de la comunidad de analistas y ayudaron a contextualizar lo visto en el anterior lanzamiento norcoreano, realizado el pasado sábado. Los misiles que se ven son prácticamente idénticos a los testados cinco días antes y, por tanto, muy similares a un Iskander tierra-tierra de corto alcance, un proyectil de fabricación rusa. Lo visto este jueves afianza la suposición de varios de estos expertos, que creen que podrían haber sido importados a Corea del Norte desde Rusia o a través de terceros.
Las fotos también desvelaron otra novedad: las lanzaderas móviles que dispararon los misiles parecen de fabricación autóctona y cuentan con tracción de oruga, un activo inédito hasta ahora en el arsenal norcoreano que elimina el problema de las pésimas carreteras del país y permite al vehículo acceder a zonas recónditas.
A esto se sumarían características propias del Iskander, que usa combustible sólido (carga más rápido y permite lanzamientos más difíciles de detectar) y además es un proyectil que vuela muy bajo, lo que deja un margen muy estrecho para que lo intercepten escudos de misiles desplegados en la región como el Aegis o el THAAD. En resumen; un misil en cuya fiabilidad confía el régimen (lo hizo sobrevolar el jueves sobre territorio norcoreano de costa a costa), con mucha mayor movilidad en tierra y en el cielo y capaz de alcanzar todo el territorio de Corea del Sur.
No obstante, el Estado Mayor surcoreano repitió ayer lo dicho por el presidente Moon Jae-in el día anterior, argumentando que es pronto para determinar si lo que se disparó el jueves es o no un misil balístico, y si por tanto Pyongyang violó las resoluciones de la ONU que le prohíben disparar proyectiles de esta naturaleza.
Washington y Tokio, por su parte, ya han dicho que entre el armamento testado el jueves se contaban misiles balísticos. Aun así, la Casa Blanca quiso ser casi tan cauta como Seúl para no frustrar el diálogo abierto con el régimen.
Donald Trump dijo el jueves que "nadie está contento" con el lanzamiento, que se está observando a Corea del Norte "muy seriamente" y que no cree que el régimen esté "listo para negociar" ahora, aunque a su vez su jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, tildó la acción norcoreana de provocación "menor". El lanzamiento coincidió también con la visita a Seúl del representante especial de EEUU, Stephen Biegun, que a raíz de la acción norcoreana optó por cancelar ayer sus comparecencias.
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