Baile, cante, guitarra y pantomima

Baile: Rosario Toledo. Guitarra: Rafael Rodríguez. Cante: José Anillo. Lugar: Sala Cajasol. Fecha: Jueves 14 de mayo. Aforo: Tres cuartos de entrada.

Un espectáculo sencillo, fresco, natural. Sin guión: el que dicta la puesta en escena. Sin artificios, casi sin luces. Un recital de baile, cante y guitarra sin pretextos. Hay artistas que usan la técnica para ocultarse y otros para mostrar su personalidad. Rosario Toledo es de los segundos. Por eso la obra derrocha frescura y sentido del humor. Ya en la zambra Toledo pone los naipes sobre el tapete. El comienzo de la obra es una milonga sentimental pasada de rosca en la que Toledo va del desconsuelo a la parodia. La bailaora es un histrión nato y hace un uso generoso de la pantomima. La parodia alcanza su culmen en la zambra que es sólo una viñeta, una pincelada enfebrecida en la que evocan, de forma excesiva, dos excesivos que fueron Caracol/Flores. En la parodia hay siempre homenaje, renonocimiento, claro está.

Y luego el taranto. En este número da rienda suelta la bailaora a su drama, multiplicado por las formas rotas de José Anillo. Para volver al placer en los tangos y desbordarse en las alegrías finales en el orden inverso al habitual: comienzan con las bulerías para finalizar con la salida. Aquí Toledo, como Anillo y Rodríguez, están en un territorio familiar, seguro, que dominan a la perfección en el que cada gesto esta lleno de intención y sentido, con el público completamente entregado.

Además del taranto, Anillo brilló en su número en solitario, la soleá de su tierra, con Aurelio como referente, en la que estuvo tan entregado como en él es habitual, despertando el entusiasmo del público. Rafael Rodríguez ofreció un solo pleno de recursos con muchos guiños a la tradición guitarrística de la mitad del siglo XIX, en un discurso contemporáneo.