Fallece el productor y guionista gaditano Juan Miguel Lamet
Fue promotor de emblemáticas cintas de los 60 como 'Del rosa al amarillo' o 'Nueve cartas a Berta'
El productor y guionista Juan Miguel Lamet (Cádiz, 1934), promotor de películas emblemáticas de los años 60 como Nueve cartas a Berta, de Basilio Martín Patino, o Del rosa al amarillo, de Manolo Summers, falleció el pasado miércoles a los 80 años de edad, según informó ayer la Academia de Cine. En su extensa filmografía figuran también otras muchas películas como La niña de luto, La Tía Tula, No somos de piedra, Colorín colorado, Del amor y otras soledades o El arte de vivir, con su paisano Julio Diamante.
Lamet, que también fue director general del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA) entre 1992 y 1994, fue uno de los fundadores de la productora Eco Film, que lanzó esos y otros títulos y fue vicepresidente de la Asociación Independiente de Productores Cinematográficos Españoles.
Su primera relación profesional con el medio cinematográfico se dio mediante colaboraciones periodísticas en las revistas Cine Ideal y Temas de Cine. También llegó a dirigir el cortometraje documental Los inútiles (1961) y trabajó para series de televisión con directores como José María Forqué y José Luis Garci.
Guionista de libretos como El love feroz, de José Luis García Sánchez, Crimen de doble filo, de José Luis Borau, y Del amor y otras soledades, de Martín Patino, Lamet compaginó ese oficio con la labor de profesor titular de guión en la Escuela de Cine de Madrid.
Manuel Gutiérrez Aragón y Pilar Miró fueron algunos de los alumnos a los que dio clases cuando era un joven profesor en la Escuela Oficial de Cinematografía, en la que enseñó a un buen número de futuros cineastas, a los que intentó familiarizar con el gran cine europeo, el de los años 50, Rossellini, Renoir, Truffaut, Goddard, "que es donde están las raíces nuestras", decía.
El cine fue para él una profesión, una carrera, una pasión, que empezó a amar en Cádiz (de la que su familia partió en 1941), en su casa, y de la mano de sus padres, según narraba en una entrevista concedida a la periodista de Diario de Cádiz Ana R. Tenorio en 1997. Contaba allí que sus progenitores eran unos narradores maravillosos: "Entonces no había televisión, pero mi padre se iba al cine y al volver nos contaba la película con tal minuciosidad como sólo un gaditano sabe hacerlo. Así que la primera vez que vi Casablanca inmediatamente tuve la sensación de que esa película ya la había visto".
Este amor por el cine le llevó a dedicarse en cuerpo y alma a él cuando terminó su carrera de derecho en Madrid, donde residió desde 1957.
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