‘Jeanne Dielman’, mejor película de todos los tiempos en el canon de las cuotas
Cine | Encuesta mundial 'Sight & Sound' 2022
El pasado jueves la revista ‘Sight & Sound’ publicaba su esperada encuesta mundial de cada década con las 100 mejores películas de la historia según la crítica y los propios cineastas
Hace ya tiempo que sabemos que lo más interesante de las listas con “lo mejor de” no son los títulos, los autores o el orden sino lo que estas nos dicen (u ocultan) de quienes las elaboran y, sobre todo, de los tiempos y contextos en los que se elaboran. El pasado jueves, la revista Sight & Sound hacía pública en su web la esperada encuesta mundial de 2022 que, diez años después de la anterior, como es costumbre desde 1952, anunciaba los 100 mejores filmes de todos los tiempos. En apenas cinco minutos, la controversia o la indignación estaban servidos en las redes sociales y la página de la revista caída por el aluvión de visitas. De eso se trataba también, suponemos.
Y lo hacía con una sorpresa mayúscula (o no tanto) en su primer puesto, que en anteriores ocasiones habían ocupado El ladrón de bicicletas (1952), Ciudadano Kane (cinco veces consecutivas de 1962 a 2002) y Vertigo (2012): Jeanne Dielman, 23 Quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975), de la gran cineasta belga Chantal Akerman, un filme de verdadero culto cinéfilo, tratado radical de formas, narrativas, temporalidad y temas que abría el cine moderno hacia nuevas direcciones, se aupaba como mejor película de todos los tiempos para esa amplia representación de críticos, profesores, programadores o archivistas que han participado en el sondeo.
Tras ella, en los diez primeros puestos, viejas conocidas como Vertigo, de Hitchcock (2), Ciudadano Kane, de Welles (3), Cuentos de Tokyo, de Ozu (4), 2001: Una odisea del espacio, de Kubrick (6), El hombre de la cámara, de Vertov (9) y Cantando bajo la lluvia, de Donen (10), y reveladoras sorpresas como In the mood for love, de Wong Kar-wai (5), Beau Travail, de Claire Denis (7) y Mulholland Dr., de David Lynch (8), filmes relativamente recientes (2000, 1998 y 2001) que han escalado numerosas posiciones desde 2012.
Jeanne Dielman pasa también del puesto 35 a un lugar de absoluto privilegio que sin duda la va a aupar a una visibilidad y una circulación hasta ahora reducidas a un selecto grupo cinéfilo que, a la vista de este resultado, ya no lo es tanto. Y es que el número y la representatividad del muestreo también ha crecido considerablemente. Ahí donde en 2012 fueron 846 los participantes en el apartado crítico, en 2022 han sido ya casi el doble, 1.639.
Generosos colegas como Raúl Pedraz, siempre buen lector de los datos, nos ayudan a señalar y reflexionar sobre algunas cuestiones esenciales derivadas de la lista: 1) El nuevo canon arranca en 1924, lo que deja fuera buena parte del cine mudo. 2) La gran mayoría de los títulos pertenecen al cine de ficción, con escaso margen para la experimentación, el documental o la animación, donde sólo Miyazaki ha conseguido entrar (eso sí, por partida doble: Totoro y Chihiro). 3) El drama y los géneros serios siguen imponiendo su marca de 'prestigio artístico' sobre la comedia (apenas Keaton, Chaplin y Wilder), el musical (sólo Cantando bajo la lluvia), el western (únicamente representado por Centauros del desierto) u otros géneros populares. 4) La presencia de mujeres directoras crece notablemente, a buen seguro gracias a la invitación a más féminas en las votaciones: donde en 2012 sólo había dos (Akerman y Denis), ahora son nueve (Akerman, Campion, Chytilová, Dash, Denis, Deren, Loden, Sciamma y Varda), la primera y la última con dos títulos cada una. 5) Tampoco parece baladí el hecho de que en esta lista haya títulos muy recientes como Retrato de una mujer en llamas, Moonlight, Parásitos o Get Out, lo que indica la apertura del voto a nuevas generaciones más apegadas al cine del presente o con menos consciencia o perspectiva histórica. 6) Lo mismo puede decirse del evidente sesgo racial de unas votaciones que incluyen a autores afroamericanos del ámbito norteamericano como Lee, Burnett, Peele o Jenkins en la muestra. 7) En lo que respecta al cine español, Erice se queda como único representante con El espíritu de la colmena después de que la década se haya llevado por delante a Buñuel y su Perro andaluz. Berlanga, Fernán Gómez, Val del Omar o Almodóvar nunca estuvieron. 8) El nuevo canon adelgaza considerablemente el peso de grandes autores con más de un título en la lista, donde apenas Hitchcock y Godard, seguidos de Kubrick, Tarkovski y Wilder, mantienen cuatro y tres títulos en liza. 9) En el apartado de ausencias llamativas, Allen, Altman, Anderson, Borzage, Cassavetes, Coen, Costa, Demy, Eastwood, Epstein, Eustache, Feuillade, Gance, Ghatak, Hawks, Huston, Herzog, Kaurismaki, Lean, Lewis, Lubitsch, Lupino, Malick, Mann, Mekas, Mélies, Naruse, Oliveira, Pasolini, Peckinpah, Polanski, Spielberg, Straub y Huillet, Ray, Resnais, Rohmer, Tarantino, Tourneur, Vidor, Von Sternberg o Walsh son sólo algunos pesos pesados que no aparecen por ningún lado. 10) El nuevo canon sigue siendo eminentemente eurocéntrico y tiene escasa consideración por los otrora llamados cines periféricos (a excepción de un puñado de autores selectos de India, Japón, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Tailandia), y apenas dos títulos representan al cine africano (Touki Bouki y Black Girl) y ¡ninguno! al cine hecho en Latinoamérica.
En lo estrictamente personal, uno puede alegrarse mucho de ese primer puesto de Akerman, cineasta a prueba de colectivos, tendencias y apropiaciones, de la presencia de títulos poco divulgados y canonizables como Beau travail, Close-up, Meshes of afternoon, Wanda, Sátántangó o Tropical Malady, pero también es consciente de la operación de cuotas y corrección (en una doble acepción política y punitiva) que hay detrás de la muestra, algo que ya podíamos intuir cuando, una vez enviada la lista, Sight & Sound insistía en demandarnos nuestra identidad de género, nuestra edad, nuestra procedencia o nuestra raza, parámetros que sin duda han sido determinantes a la hora de moldear la representatividad de la encuesta (lo veremos en un mes cuando se publiquen los nombres y listas personales) y que, en algunos casos especialmente llamativos, decantan el sesgo de los resultados hacia territorios woke y equilibrios políticos que no siempre (de hecho, casi nunca) tienen que ver con la excelencia o la calidad artística.
La lista de los directores
Aunque con leves variaciones posicionales, que en este caso sitúan 2001: Una Odisea del espacio de Kubrick en el primer puesto y desplazan a Jeanne Dielman al cuarto, y con un alto porcentaje de autores y títulos duplicados en ambas, la lista confeccionada con los votos de los cineastas (480 convocados) tiene tal vez más interés o matices que la de la crítica y la academia, sobre todo por la reaparición de algunos autores de peso desaparecidos de la primera o por la presencia de títulos marginales que se sostienen por sí solos sin necesidad de acompañar obras completas.
En el caso de los grandes nombres que un día estuvieron y ya no están, los cineastas rescatan a Cassavetes (Una mujer bajo la influencia, puesto 19), Lean (Lawrence de Arabia, 62), Polanski (Chinatown, 72), Eustache (La maman et la putain, 53), Pasolini (Saló, 72) y, muy especialmente, a Buñuel, aunque no con Un perro andaluz sino con Viridiana, en el puesto 53. Los profesionales se han acordado también del ruso Elem Klimov (Ven y mira, 41) y su esposa Larisa Shepitko (The ascent, 72), del armenio Paradjanov (El color de las granadas, 93), de los británicos Loach (Kes, 72) y Roeg (Don’t look now, 46), del italiano Bertolucci (El conformista, 93), del no menos ninguneado Spielberg (Tiburón, 62) y de la argentina Lucrecia Martel (La ciénaga, 62). Más discutible es ya la presencia del iraní Farhadi (Nader y Simin, una separación, 72), el francés Gondry (Olvídate de mí, 93) o el austriaco Haneke (Caché, 93).
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