Los fantasmas de la Hiboria pasada
Cómics
En los últimos tiempos las publicaciones sobre Conan han sido muy dispares ya que entre algunas virguerías se ha impreso una larga lista de despropósitos.
Conan: Los fantasmas de la Costa Negra. Victor Gischler, Attila Futaki. Planeta de Agostini. 168 páginas. 18,95 euros.
Hace ya dos o tres años, con motivo de la edición del tomo recopilatorio que contenía la adaptación de Iron Shadows in the Moon, a cargo de Timothy Truman y Tomás Giorello, escribí: "Cada uno de los tebeos de Conan que ven la luz en Dark Horse es una auténtica celebración del espíritu y del universo de fantasía creado hace ya ocho décadas por Robert E. Howard. Están hechos con mimo e intención, con consciencia y a conciencia; a veces con más talento y otros con menos, pero nunca, ni por asomo, con el desprecio y la insensatez de aquel último Conan de Marvel que nos hizo a tantos salir escopetados de Hiboria. Lo paradójico del asunto es que Dark Horse ha demostrado que bastaba la calidad para hacernos regresar en masa". Pues bien, eso era entonces.
A día de hoy, y cuando ha terminado la primera parte de la portentosa versión de The Hour of the Dragon realizada por los citados Truman y Giorello, casi me dan ganas de escribir lo contrario. Y digo casi, porque afortunadamente todavía están esos dos ligados a la franquicia -se anuncia que siguen con Conan theConqueror, que esperamos como agua de mayo, pues todo lo que han producido y producen es oro-, por no mentar que no he podido aún hincarle el diente a Conan and the People of the Black Circle, de Fred Van Lente y Ariel Olivetti, en el que tengo depositadas ciertas esperanzas. En este tiempo, virguerías del rey Conan aparte, se ha impreso una larga serie de despropósitos, de los que la remozada cabecera Conan the Barbarian es la bandera visible, aunque cabe sumar alguna maxiserie de cuyo nombre no quiero acordarme, zarandajas varias y los cinco números de Conan. Los fantasmas de la Costa Negra que ahora Planeta DeAgostini recopila en un solo tomo, con los extras que luego comento.
Va por delante que la editorial española es una de las promotoras más incansables del bárbaro cimerio y la principal culpable de la afición que persiste en nuestro país, y que nada tiene que ver con el material que le toca en suerte publicar. De hecho, no sé qué tienen los tomos de Conan de Planeta que siempre me dan ganas de echarles el guante, ya sea algo inédito o una de esas reediciones de reediciones de reediciones. Hecha la salvedad, les advierto que lo de Victor Gischler y Attila Futaki merece figurar entre la sarta de gatos aquellos que Marvel nos vendió en su día por liebre. Quizá a diferencia de, no sé, lo de Hama y Crain -que, de delirante, tenía hasta su gracia-, se puede decir de bueno que guión y dibujo son comprensibles.
Los extras: las cinco historietas de Conan publicadas en los números 1 a 5 del magazine Robert E. Howard's Savage Sword que, en general, tiene más chicha de lo que demuestra esto que antes he denominado zarandajas. Las tres primeras -que aquí van las últimas- se continúan entre sí y son obra de Paul Tobin y Wellinton Albes, otra está escrita por Peter Dore y tiene unos llamativos dibujos de Sean Phillips -a años luz de todo lo demás- y la quinta en discordia la escribe un Howard Chaykin del que no me gusta hablar mal, así que no diré nada. Un último consejo para los buenos aficionados a Conan, esos que diferencian entre un tebeo digno y un truño: cómprense Usagi Yojimbo. ¡Es cojonudo!
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