Música hoy

Adiós a los imitadores de Elvis: ahora son los grupos-tributo

  • Nace un nuevo fenómeno musical de fans extremos de viejas glorias

¿Quién no recuerda a un imitador de Elvis Presley cuarentón y algo entrado en carnes dándolo todo en Las Vegas? Esta imagen está cambiando radicalmente en España por el auge de los grupos tributo, una moda exportada de países anglófonos, que buscan ante todo calidad de sonido y credibilidad.

"Entiendo que un señor de cincuenta años vestido de blanco, con lentejuelas y las patillas pintadas, pueda considerarse un frikie, pero nosotros ofrecemos bandas e interpretaciones de calidad de las mejores canciones del grupo tributado", afirma Miquel Rañé, director de Tinglados Management, empresa especializada en grupos tributo.

Los Beatles, Led Zeppelin, The Blues Brothers, Madonna, AC/DC o ABBA, cualquier banda o artista que ha dejado huella tiene su copia o múltiples copias, y este mercado paralelo ha crecido exponencialmente en los últimos veinte años.

Fuera de nuestras fronteras, hay formaciones que demuestran la rentabilidad de la apuesta. Super Diamond, una exitosa banda tributo a Neil Diamond, tiene un caché de 20.000 dólares.

Una opción, la de copiar o emular, que responde al amor y a la mitomanía, pero también a un instinto de supervivencia ante la apabullante crisis.

"Se están desprestigiando muchísimo los tributos, hoy en día cualquiera piensa que puede hacer un grupo. Hay mucho tributo pero muy poca calidad musical. Es una forma de supervivencia", critica la cantante Susana Hernández, la rubia de TributABBA, que tras cinco años en activo es una de las bandas más consolidadas en España. Rañé corrobora su opinión y afirma que "lo que antes eran bandas de pueblo" ahora prefieren llamarse "bandas tributo a...", y ese cambio implica "un retroceso y falta de profesionalidad de grupos y agencias".

Y es que el devorador mercado musical español, en el que muchas formaciones sobreviven a golpe de bolo veraniego, no perdona. Es por eso por lo que su empresa, pionera en el sector, ahora riza el rizo. Para distanciarse del boom tributario, Rañé llama a los suyos grupos "clónicos".

Un adjetivo poco favorecedor en la mayoría de casos, pero que aquí adquiere una connotación positiva. "Un grupo clónico es una banda tributo, pero su refinamiento es tal, que en directo su sonido se parece en un 99% al original", explica Rañé.

La suma de ingredientes es clara y funciona: calidad musical, profesionalidad, precios económicos y la recreación de bandas y artistas que, en algunos casos, se separaron o retiraron, como The Police; que están viejas, como Los Rolling Stones, o que pasaron a mejor vida, como Michael Jackson.

Además de su multifuncionalidad y sus tarifas económicas. TributABBA, por ejemplo, es capaz de tocar ante lo más selecto del Club de Tennis de Barcelona y en un barrio obrero del País Vasco, ante 4.000 espectadores, sin que a los 'casi suecos' se les caigan ni los anillos ni las pelucas. Todo por un precio estándar que está entre los 100 euros y los 300 euros por músico y actuación, a sumarles los gastos de viaje y alojamiento.

Lo mismo que se gasta Beyoncé en el mueble-bar de su suite en cada parada de su tour. En España, aunque algunos grupos como Abbey Road o Smoking Stones llevan 20 años en el mercado, aún falta un largo camino para que los clónicos sobrevivan por sí solos.

"Vivir sólo de eso sería prácticamente imposible", dice Hernández, que también imparte clases en escuelas musicales y que, con su banda, ha acompañado a artistas como Sabina o Lola Flores. Es sólo cuestión de tiempo que la moda se extienda por el país.

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