Entrevista Antonio García Ruiz | Pianista y compositor

"No se puede respetar la cultura si los pilares de una sociedad están truncados"

  • El artista granadino disfruta este curso de una beca de la Fundación Antonio Gala en Córdoba donde tiene en mente crear "piezas que generen experiencias que propulsen el descanso y el parar"

Antonio García Ruiz (La Herradura, 1994) posa en una de las calles de Córdoba donde ahora vive

Antonio García Ruiz (La Herradura, 1994) posa en una de las calles de Córdoba donde ahora vive / Juan Manuel Ayala

Siendo pequeño, Antonio García Ruiz (La Herradura, 1994) quedó impresionado al escuchar un recital de piano al que asistió junto a su madre. El granadino quiso imitarlo y creerse aquel intérprete. Poco después lo apuntaron a clases. "Nada romántico -asegura él– pero que dura hasta hoy día". El artista ha sido uno de los diez elegidos por la prestigiosa Fundación Antonio Gala para disfrutar de una de sus becas en Córdoba durante este curso. La institución ofrece estas residencias desde hace 19 años con el objetivo de ofrecer alojamiento y manutención a jóvenes creadores de entre 18 y 30 años, y así "formarlos en la idea de que todos deben enriquecerse con la convivencia, y que dentro de la Fundación pueden vivir para trabajar sin tener que trabajar para vivir". 

"Me siento como antes, pero con la tranquilidad de tener una cama, comida y gente con quien compartir el proceso creativo. Un privilegio que no debería serlo", señala el joven. García estudió composición en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia y en The Sibelius Academy de Helsinki. Su idea plural de la música le ha llevado a producir a varios artistas de pop y ambiental, así como músicos clásicos. Actualmente sólo trabaja con Nazario Guerrero, creador rondeño afincado en Granada. Entre sus canciones más escuchadas estos últimos días pandémicos figuran "auténticas joyas" de James Blake, Ana Roxanne y Max Richter. García contesta amablemente a un cuestionario desde el Convento del Corpus Christi de Córdoba donde se aloja gracias a la beca.

Otra imagen del compositor y pianista Otra imagen del compositor y pianista

Otra imagen del compositor y pianista / Juan Manuel Ayala

-¿Qué le llevó a postularse para esta residencia?

-La incertidumbre por el no-lugar con la que cualquier artista-medio se encuentra después de finalizar sus estudios. La residencia nos brinda ese espacio "privilegiado" para reflexionar y profundizar en nuestras inquietudes.

-¿Qué objetivos se ha propuestos durante su estancia en el Convento del Corpus Christi?

-Además de las distintas colaboraciones que puedan salir con los demás artistas, crear una serie de piezas que generen espacios y experiencias que propulsen el descanso, el parar. Y que sirva para, de alguna manera, realzar el estereotipo del andaluz "charlatán y holgazán" como características que van en contra del sistema capital, ya que todos esos clichés "negativos" parten de la idea de la obligación autoimpuesta por estar constantemente produciendo y haciendo algo de "provecho".

"La mejor opción laboral si eres un músico académico es el avión"

-La beca le permitirá desarrollar su carrera y "vivir para trabajar sin tener que trabajar para vivir". ¿Qué opciones laborales tienen los jóvenes músicos españoles en la actualidad?

-Ojalá tuviera conocimiento para responderte con seguridad a estas preguntas. La mejor opción laboral si eres un músico académico es el avión. Aunque por la situación actual, se está viendo las debilidades de la música clásica y más que nunca, nada es seguro.

-¿Cómo crea uno arte al vivir en constante incertidumbre?

García posa en Córdoba donde ahora vive gracias a la beca de la Fundación Antonio Gala García posa en Córdoba donde ahora vive gracias a la beca de la Fundación Antonio Gala

García posa en Córdoba donde ahora vive gracias a la beca de la Fundación Antonio Gala / Juan Manuel Ayala

-Al final puede formar parte del motor para seguir creando. Los artistas somos una especie de resistencia ya que nuestra acción es, como diría Nuccio Ordine, inútil, que es aquello que nos salva de esta sociedad cada vez más enferma.

-¿Le molesta el cliché que relaciona a menudo la música clásica con el elitismo?

-No. No me molesta cuando ese mundo se retroalimenta y se siente orgulloso del propio elitismo. De alguna manera la mayoría actúa para que esa bestia siga así.

-¿Entiende que algunos paguen un dineral por ver a Rosalía y luego se quejen de los precios de los abonos de una orquesta?

-Sí. Me parecería muy correcto decir simplemente que no. Que la gente no entiende de música. Que no respetan la cultura. Que los culpables siempre son los demás porque nosotros somos perfectos. Pero entiendo que no se puede respetar la cultura si los pilares de una sociedad están truncados. Entiendo que Rosalía conecte más con el presente, con cuestiones y dilemas viscerales y cotidianos que nos enfrentamos día a día. No digo que sea justo, pero me parece más interesante realizar un análisis más profundo para intentar encontrar las razones.

-¿Hay límites a la hora de fusionar distintas músicas? ¿Qué opina del debate de la apropiación cultural?

-No considero tener la suficiente formación para opinar al respecto. El respeto siempre es fundamental en dichos debates.

-¿Con qué artistas del panorama actual le gustaría colaborar?

-Hubo una temporada que decidí colaborar con una multitud de artistas, pero decidí parar. Me gustaría tener colaboraciones futuras con quien sea que tenga visiones artísticas parecidas a la mía. Para mí la música es un espacio para desnudarse poéticamente. Un lugar donde reunirse con tus fantasmas, los traumas y hablar desde las vísceras para tener como resultado un trabajo personal, íntimo e introspectivo. Cualquiera que busque eso a través de la música o el arte, es bienvenido.

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