Apología del héroe sin sombras
Crítica de Cine cine
SNOWDEN
Biopic, EEUU, 2016, 134 min. Dirección: Oliver Stone. Guión: Oliver Stone y Kieran Fitzgerald. Fotografía: Anthony Dod Mantle. Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Shailene Woodley, Nicolas Cage, Melissa Leo, Zachary Quinto, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Timothy Olyphant, Scott Eastwood y Joely Richardson. Cines: Kinépolis.
Oliver Stone es un caso nada raro en el universo intelectual y artístico. Le afecta esa tan conocida admiración patológica por los dictadores que derribó torres más altas que la suya. Piénsese en la admiración que sintió Heidegger por Hitler, Neruda, Alberti y tantos otros por Stalin, Barthes, Kristeva, el viejo Sartre y gran parte de la intelectualidad europea por Mao. Stone es una versión chiquita y americana de esta pasión de los grandes por los monstruos. Desconcertantemente compatible con su crítica a la democracia. Ha dedicado buenas películas críticas a la guerra de Vietnam (Platoon, Nacido el cuatro de julio, El cielo y la tierra), los lobos capitalistas (Wall Street), la telebasura como síntoma de una sociedad desquiciada (Asesinos natos) y dos de los peores presidentes americanos (Nixon, W.); y una obra maestra al asesinato de Kennedy (JFK). He aquí al director americano progresista que abre su país en canal para sanar sus males. Lo desconcertante es que es el mismo que ha dedicado cantos babosos a Arafat (Persona non grata), Castro (Comandante, Looking for Fidel, Fidel Castro en invierno) y Hugo Chávez (Al sur de la frontera, Mi amigo Hugo). Sólo José Luis Sáenz de Heredia entrevistando a Franco mientras le hacía reverencias en Franco, ese hombre iguala las entrevistas de Stone con Castro y Chávez.
Este Jano que con una boca denuncia los errores de Estados Unidos y con otra canta a los dictadores ha sido astutamente escogido por el propio Snowden y su abogado ruso para filmar su famosa peripecia, inspirándose en un libro del propio abogado, otro de Luke Harding y el documental de Laura Poitras Citizen Four. Era el hombre ideal. Snowden es un poco el propio Stone autorretratado en parte en Platoon: un conservador aspirante a héroe americano que tras una crisis (en este caso su entrada en la CIA tras ver truncada su carrera militar a causa de un accidente) descubre los horrores que se esconden tras la siempre cuestionada agencia que para él era la heroica defensora de las libertades americanas y mundiales. Esto le convierte en ese personaje tan de película americana que es el patriota convertido en traidor por lealtad a una patria cuyos principios están siendo traicionados por quienes dicen defenderlos (en este caso hurgando a través de las redes para obtener por medios ilegales una información que hubiera enloquecido de alegría a ese coleccionista de dossiers que fue J. Edgard Hoover). "No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir", dijo. Y largó toneladas de información a The Guardian y The Washington Post que lo convirtieron en un eterno prófugo.
Stone cuenta muy bien esta historia, con un estilo más sobrio de lo habitual, convirtiendo hechos reales en una apasionante película de espionaje con ribetes de apología del periodismo de denuncia; y creando un gran personaje heroico (pero no trágico porque carece de sombras) gracias a una extraordinaria interpretación de Joseph Gordon-Levitt. Tramposa por lo que calla y apasionante por lo que cuenta.
También te puede interesar
Lo último