Aprendices de Barenboim
La Fundación del director de orquesta organiza su curso de iniciación a la música en CajaGranada
Piano, canto, percusión y violín se imparten de una manera lúdica y participativa
Mientras en un aula se escucha La Primavera de Vivaldi, en otra los más pequeños aprenden a descubrir el instrumento que todos llevamos dentro, la voz, de la mano del profesor Vicente López. "El canto es algo natural en el ser humano, es cuestión de sacarlo, de conocerlo y disfrutarlo", comenta.
Ni siquiera es necesario saber música o haber tenido contacto con ella para que los niños aprendan a amarla en los talleres que, por cuarto año consecutivo, la Fundación Barenboim-Said celebra en el Museo CajaGranada.
Canto, piano, percusión y violín son las materias que se imparten, con el premio final de una actuación sobre el escenario, ante la familia y amigos. "Estos cursos tienen un doble objetivo. Por un lado, ayudar a la familia a conciliar las vacaciones navideñas escolares con los padres y madres que muchas veces trabajan y por otro, despertar el interés por la música", comenta Muriel Páez, directora gerente de la Fundación Pública Andaluza Barenboim-Said.
Durante cuatro días, los alumnos se familiarizan con el piano, el violín, la percusión y el canto. "Así los vamos introduciendo en el mundo de la música, independientemente de si saben o no, aunque dos de ellos han venido con su violín desde casa", apunta Muriel Páez.
Sin duda, da resultado. Los niños aprenden, se entusiasman y participan. Miguel explica que "mi madre salió del trabajo un rato para venir a apuntarme, y estoy muy contento porque es muy chulo". Otra alumna, Teresa, dice que "aquí podemos aprender diferentes tipos de instrumentos y divertirnos. Es mejor que estar en el sillón sin hacer nada". Marina asegura que venir a los talleres "es muy divertido porque hago amigos y música en vez de quedarme aburrida en casa. Además, estoy en el Conservatorio y toco la viola, que es un instrumento de sonido muy bonito".
La fórmula para conseguir captar la atención de los alumnos es enfocar la enseñanza de la manera más didáctica y lúdica posible. Por eso, en la clase de canto se han inventado un juego que consiste en recorrer el mundo con las canciones que un abuelito colecciona a través de sus viajes por los cinco continentes. "Ahora estamos preparando la parte italiana pero tenemos la africana, japonesa, americana y una canción propia que es la motivación principal y la haremos el último día", apunta el profesor Vicente López. "La experiencia es maravillosa -añade- los alumnos aceptan muy bien este formato de taller y es enriquecedor porque tiene una didáctica muy fresca, unos procedimientos muy cercanos a su edad y a su mundo. Tratamos de que la música se adapte al niño".
La clase de violín también es de lo más atractiva. La profesora Cristina Lorenzo acerca a los alumnos a este maravilloso instrumento de maneras muy diversas. Les explica historia del violín, sus distintas partes y funciones, los cuidados que requiere, además de la posición del violín y del arco. En esta clase, el sonido del violín acompaña también cuentos musicales. "Les explico las posiciones básicas del instrumento en relación con el cuerpo y cómo coger el arco. Una vez que tienen asimilados estos conceptos trabajo con ellos las cuatro cuerdas, toco melodías y ellos me van acompañando con técnicas de pizzicato y de arco".
Los alumnos están pendientes de cada movimiento de su profesora. "Me está gustando mucho", dice Isabela. La pequeña Claudia va más allá. "Tengo ganas de seguir estudiando violín", comenta. Y lo mismo le pasa a Joaquín, que está aprendiendo además de pasarlo bien.
"Es una experiencia muy positiva. Las plazas se agotan en uno o dos días, lo que nos anima a volver cada año", apunta Muriel Páez. "Es bueno que acudan niños de distintos colegios, que nunca se han visto. De diferentes puntos de Granada. Ellos se convierten en nuestros mejores embajadores porque realmente lo pasan de maravilla".
Agrupados por edades, la clase de piano es también muy atractiva. Con la profesora Cristina Arjona aprenden las partes y características del instrumento, también sus registros y cómo interpretar piezas fáciles, además de improvisación. También hay audiciones y se musicalizan cuentos. Con Helena Cuaresma, la percusión es otra gran experiencia. En el taller aprenden "que el cuerpo es también un instrumento", comenta la profesora. Además, los pequeños conocen las baquetas y su técnica, las distintas familias de percusión, se exploran ritmos con instrumentos cotidianos y reciclados además de investigar en los de otras culturas.
Para los niños, "supone conocer de manera directa estos instrumentos y la voz, para así saber el día de mañana si quieren entrar en el Conservatorio y qué elegir para estudiar ya en profundidad", dice Muriel Páez, directora de la Fundación Barenboim-Said.
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