Arturo Muñoz Vico: músico, traductor y escritor

Arturo Muñoz: "Ciertos productos de ficción están muy al servicio del mensaje político"

  • 'Por un túnel de silencio', el primer libro del granadino, reúne elementos de la crónica de investigación, el ensayo y el thriller para construir un relato de los primeros asesinatos de ETA 

Arturo Muñoz Molina presentará 'Por un túnel de silencio' en la biblioteca del Albaicín en septiembre.

Arturo Muñoz Molina presentará 'Por un túnel de silencio' en la biblioteca del Albaicín en septiembre. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport (Granada)

Arturo Muñoz Vico (Granada, 1986) ha escrito con constancia desde pequeño diarios, relatos o entrevistas para pequeños blogs y fanzines. Aunque tenía el ejemplo de su padre, Antonio Muñoz Molina, parece casi la forma natural de expresión de alguien de hablar tan pausado como reflexivo. Pero la traducción y la música se cruzaron en su camino y, tras su licenciatura en Filología Inglesa, compaginó sus labores como corrector ortotipográfico y traductor de películas, documentales y libros con las de guitarrista en el grupo Pájaro Jack. En solitario se estrenó primero con un EP de cinco versiones de clásicos de bossa nova llamado Esta luz, publicado en 2020, y en 2022 con su primer libro, Por un túnel de silencio (Pepitas de Calabaza Ediciones), la historia de un joven guardia civil granadino destinado al Bizkaia de 1971.

Con este punto de partida, Arturo Muñoz construye una narración que reúne crónica de investigación, ensayo y thriller. Una historia compleja construida a partir de una mirada limpia y rigurosa. El resultado es un relato que deja constancia de los múltiples matices tanto del ser humano como de una época, aquella en la que la aparente calma social del régimen franquista se resquebraja definitivamente con los primeros asesinatos de ETA, la agitación sindical y los casos de violencia policial. 

-Por generación y lugar de nacimiento no parece un tema cercano, ¿por qué eligió ETA para escribir su primera novela?

-Quizás mi generación fue la última a la que le pilló más o menos esta cuestión. A mí desde pequeño me interesó la política y la historia y este asunto me afectó mucho aunque lo vivía en silencio. Supongo que depende un poco de la sensibilidad de cada uno pero también influye que mi padre era una persona pública en ese momento que escribía en contra del terrorismo y del nacionalismo. Me daba miedo que pudiera pasarle algo porque gente que opinaba lo mismo que él habían sufrido atentados. Tal vez por eso tenía una sensibilidad mayor, porque ese temor infantil a que pudiera sucederle alguna cosa. Luego también hay una parte accidental en la elección, porque el padre mi amigo Mario, batería de Pájaro Jack, fue guardia civil en los 70 en el País Vasco. Un compañero suyo fue asesinado y él también estuvo a punto de serlo.

-Ese es el punto de arranque de las indagaciones que dan pie a este relato.

-Sí, seguí investigando un poco y vi que el capitán para el que trabajó este señor tiene fama de ser un torturador. A partir de ahí empezó a complicarse la historia. 

Arturo Muñoz Molina publica su primer libro en Pepitas de Calabaza. Arturo Muñoz Molina publica su primer libro en Pepitas de Calabaza.

Arturo Muñoz Molina publica su primer libro en Pepitas de Calabaza.

-Por qué ha optado por contar el desarrollo de esa labor de investigación en primera persona, como una crónica casi a modo de diario personal que parte desde ese mismo terror infantil hasta llegar a sus entrevistas y sus averiguaciones.

-He querido introducir mi propia voz porque los prejuicios con los que yo me acerqué a esta historia pueden tenerlos otras personas. Creo que puede servir, de la misma manera que yo fui corrigiendo ciertas ideas simples y un poco injustas que tenía sobre el tema, para que el lector se identifique y consiga entender algo más allá la historia. Trato de conseguir que supere su propio prejuicio político y su propia ideología. 

-Desde Patria, ¿cree que hay una especie de renacimiento de la ficción sobre el tema?

-Yo creo que sí, también porque ya hay una cierta distancia. Las cosas mientras suceden es más difícil entenderlas. Ahora ha pasado el tiempo suficiente para intentar construir historias que expliquen lo que ha ocurrido. Algo hay de moda, lo que no me agrada mucho porque a veces ciertos productos de ficción están muy al servicio de un mensaje político. Pero de todas maneras creo que es bueno, porque durante muchos años no se ha podido hablar ya que la gente se jugaba la vida.

"Hay una cierta textura de la realidad solo consigues con un documental, un trabajo periodístico o una novela de no ficción"

-¿De qué mensaje político?

-De cualquiera. He visto libros que daba un mensaje muy favorable a las fuerzas de seguridad, que es muy legítimo, y he visto otros que sólo se han centrado en la represión y en las torturas. Falta una mirada amplia y aceptar todos unos cuantos hechos. No por defender lo tuyo tienes que negarte a ver lo demás.

-¿Ha querido hacer un libro más ecuánime que los que había leído?

-Sí, aunque tampoco voy a decir yo que mi libro en eso sea sea mejor. He intentado hacer el esfuerzo, porque yo que tenía una mirada muy sesgada con respecto a este tema. Creo que si el libro tiene algo interesante es eso, al menos en la medida en que voy intentando no ver sólo aquello que yo quería ver. Según descubro lo compleja que es la realidad me tengo que deshacer un poco de ciertos prejuicios y ser sensible a los que no merecen mi aprobación o mi simpatía.

-¿Por qué no hacer una ficción sobre un personaje tan interesante como la del capitán Manuel Hidalgo?

-Porque de las cosas que más me llamaron la atención a la hora de escribir era conocer detalles concretos y reales de cómo era la vida de ciertas personas y creo que esa parte no podía trasladar del mismo modo haciendo un ejercicio de ficción. Me interesaba saber, por ejemplo, qué comía Paco en su cuartel o cómo era el bar al que iba. Y me apetecía que eso fuera lo más preciso y lo más riguroso posible. También creo que era más interesante retratar psicológicamente a estas personas sin añadirles invenciones mías. Prestar atención a lo que decían, a lo que me gustaba y lo que no, lo que era coherente y lo que no lo era. Entiendo que hay cosas que puedes dar a conocer a través de la ficción pero hay una cierta textura de la realidad que solo consigues con un documental, un trabajo periodístico o una novela de no ficción, como en este caso. 

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