libertad de expresión

Autocensura y linchamiento en redes sociales: las amenazas del humor gráfico

  • Twitter bloquea la cuenta del dibujante granadino Juarma por un mensaje donde "incita al odio"

  • Viñetistas como Ana Belén Rivero y El Bute opinan sobre los límites del chiste

Hace una semana, un monólogo de Rober Bodegas -del dúo cómico Pantomima Full- sobre la comunidad gitana levantaba ampollas en redes sociales. El humorista coruñés pedía disculpas "a todas las personas que se hubieran sentido ofendidas" horas después de que el vídeo se hiciera viral. El sábado, Twitter bloqueaba la cuenta del dibujante granadino Juarma por "incumplir las reglas que prohiben las conductas de incitación al odio". El motivo no era otro que la publicación del siguiente chiste: "Me gustaría tener una pistola de dardos para dormir elefantes con los que disparar a los niños que los padres dejan sueltos en los restaurantes". Finalmente, el artista optó por borrar el tuit para que la plataforma le devolviera la cuenta.

Juarma cuenta que aunque sólo se la bloquearon "un momento", se vio "obligado" a borrar el mensaje. "Hay gente en redes que amenaza a diestro y siniestro y no es bloqueada. Yo dejó claro en todo momento que no voy en serio y que mi cuenta es de humor. El filtro está equivocado", asevera el artista, cuya broma le valió los insultos, amenazas y unfollows de decenas de usuarios en la red social. Al dibujante cordobés afincado en Granada El Bute le parece "absurdo" lo ocurrido; "es un simple chiste". "Comprendo que debe haber un control de contenidos para filtrar la violencia, el odio, la pedofilia, las amenazas directas o las calumnias, pero lo cierto es que nos están infantilizando y haciéndonos intolerantes a la sátira y a las opiniones diferentes a la nuestra", argumenta.

Rivero guarda los comentarios que recibe a diario, entre ellos está el insulto feminazi

El autor de la novela Al final siempre ganan los monstruos (Camping Motel, 2018) cuenta que lleva 20 años haciendo chistes porque es su manera de enfrentarse al mundo, de "volcar la rabia y el dolor" que tiene acumulados. También cree que al humorista gráfico se le debería respetar mucho más: "Al albañil no le vas a decir cómo se ponen los ladrillos. Igual ocurre con nosotros". "El humor fomenta cosas buenas como la tolerancia y la alegría", sostiene. El Bute incluso cree que el cometido del humor es "más amplio": "Sirve de espejo donde reírnos de nuestra miserias, crítica al poder, y es una coraza contra la locura del mundo". "La gente con sentido del humor ya es tolerante de por sí", continúa.

La viñetista granadina Ana Belén Rivero, colaboradora habitual en El Jueves, ya no utiliza tanto Twitter para vivir "más tranquila". "Día sí, día también, recibo mensajes privados de gente ofendida", cuenta la artista, que cree que hoy día "cualquier cosa que se haga en un contexto humorístico ofende". Sobre todo en las redes sociales, que ella misma define como "la nueva inquisición" y "un atentado contra la tolerancia". "A todo se le busca una puntilla, el doble sentido. Es la forma que tiene la gente de demostrar que es mejor que tú, transmitiéndote su ofensa", reprocha.

El azar quiso que una broma privada que lanzó Rivera sobre su vagina se hiciera viral. A partir de ahí, la viñetista creó un personaje llamado Coño que la lanzó a la fama. "Un cura me echó una reprimenda por Twitter por este personaje. Guardo en una carpeta los comentarios que recibo a diario. Uno de los insultos más habituales es feminazi. Lo único que hago es contar lo que nos pasa a las mujeres diariamente. Basta con mirar", critica.

La dibujante reconoce que le influye "mucho" todo eso. Incluso ha llegado a hacer cosas que no le gustan y analiza "todas las lecturas que podría tener" sus chistes. "Es muy grave. Me autocensuro", admite. "Mucha gente cree que dibujar en El Jueves es guay, y lo es", dice, pero "mucha gente me odia".

Para Rivero, Juarma y El Bute el humor es "una ficción" -"como cuando ves una película", señala la viñetista- y no debería tener "ningún límites" en "una sociedad de personas educadas, con cultura y criterio para discernir entre lo que es humor y lo que es propaganda del odio". "A una sociedad civilizada de verdad no le debe asustar el humor mas descarnado", cree El Bute. "Que te rías con un chiste de nazis o de pederastas, no te convierte en pederasta ni en nazi. Simplemente es una manera de contar una realidad", afirma.

Respecto a lo ocurrido con Rober Bodegas, Juarma cree que lo han sacado de contexto. "Aún así, a los gitanos no les preocupa estos chistes, les preocupa cosas más importantes", dice el dibujante granadino, que opina que "cuando se hacen chistes dirigidos a minorías uno puede ver con más claridad la opresión que sufren colectivos como estos". "Cuando abordas los problemas con humor la gente lo comprende mejor. Por lo menos en ese momento piensa en ello. Es una manera de visibilizar cosas como la exclusión de un colectivo", reflexiona. Rivero reconoce que no es "la clase humor" que haría. Sin embargo, recrimina que "muchos que alzan la antorcha y lo llaman racista, se han reído alguna vez en su vida con chistes de gitanos".

Los tres dibujantes afirman que hay que hacer chistes con "respeto y sentido de la responsabilidad". El Bute reconoce que le gusta hacer "bromas con el sufrimiento de los más desfavorecidos": "Prefiero mear hacia arriba, hacia los poderosos. He hecho un buen puñado de dibujos de gente sufriendo con algún elemento humorístico de contraste, pero siempre con la intención de intensificar mi crítica a los poderes que permiten esas situaciones de dolor".

La gente, cree Juarma, "tiene que educarse en educación. Saber leer, adquirir un nivel de compresión lectora decente". "El humor lo educas tú viendo mundo y conociendo a gente muy diferente a ti", señala. "No hacemos bromas para oprimir a minorías. Nosotros somos una minoría en sí", concluye. Una minoría que se ve atacada por el linchamiento en redes sociales, la autocensura y la intolerancia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios