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Bello lago helado

ballet del teatro nacional de praga

Programa: 'El lago de los cisnes', coreografía de Pavel Dumbale, Hana Vlácïlová, a partir de Petipa e Ivanov, música de Chaikovski. Dirección de escena: P. Dumbala, H. Vlácilóva. Escenografía: Martin Cerný. Vestuario: Luzmila Varasová. Duó principal de bailarines: Miho Ogimoto (Odette-Odile), Giovanni Rotolo (Príncipe Sigfrido). Director artístico: Petr Zuska. Lugar y fecha: Teatro del Generalife, 7 julio 2016. Aforo: Lleno.

Las infinidad de ocasiones que hemos contemplado en el escenario del Generalife El lago de los cisnes, desde el Ballet de la Ópera de París hasta el Royal Ballet, en 2006, con una maravillosa Tamara Rojo, pasando por tantas y tantas compañías y estrellas internacionales -El Mariinsky, de San Petersburgo, por ejemplo, con su orquesta, por mencionar alguna rusa- nos evita insistir en los perfiles del clasicismo de esta pieza romántica, fundamental en el repertorio de las grandes compañías.

La música de Chaikovski se eleva sobre uno de esos libretos convencionales con príncipes enamorados, amores hasta después de la muerte, brillo del espectáculo total, cimentado no sólo en el ballet blanco, sino en su multitud de pasos a dos, a tres o a cuatro -el siempre admirado de las cuatro bailarinas entrelazadas-, el colorismo de las danzas del Tercer acto -rusa, española, napolitana, húngara o polaca- y, naturalmente, el de la pareja protagonista, con el universal paso a dos del cisne negro que, por cierto, nos ofrecieron en su virtuosismo en la gala del Bolshoi , paso repetido en todas las galas que se precien.

La versión del Lago del Ballet del Teatro Nacional de Praga fue muy estimable, por la perfección del conjunto, la plasticidad con la que desfilaron los cisnes blancos, en esas estampas de todos conocidas y admiradas, aunque también hubo una latente frialdad cobijada bajo la elegancia de estas imágenes. Y no ya tanto en el acoplado conjunto, sino en los momentos que exigen a los bailarines protagonistas algo más que esa perfección técnica. Se notó en la frialdad con la que el público reaccionó ante pasos a dos o a tres de los dos primeros actos, no muy bien correspondidos a las dificultades que representan. Quizá lo más aplaudido fue el célebre paso a cuatro, pleno de sincronía y elocuencia.

Más brillante, una vez admitida la belleza blanca, aunque un tanto helada, el Acto III que, como todos saben, es un compendio de danzas de distintas nacionalidades que Chaikovski recrea y que los bailarines tienen que corresponder a ese retablo pintoresco. Correcta ejecución, pero sin salirse de la uniformidad, las danzas rusas, la española, con una temperamental Monika Hejduková , la vistosa Napolitana, junto a discretas danzas húngaras y polaca.

En este Acto III es prueba de fuego el paso a dos del cisne negro. En él, Miho Ogimoto y Giovanni Rotolo, mostraron su lado más virtuosista, como exige uno de los más difíciles del repertorio del ballet clásico. No llegaron a la exaltación entusiasta que provoca esos saltos espectaculares -esos 32 famosos fouettés, en el que el cuerpo de la bailarina gira sobre una sola pierna que terminó poco antes de concluir la diabólica prueba de resistencia-, pero revelaron una fuerza, esta vez si apasionada, una belleza en las conclusiones, tras el diálogo, y, en fin, demostraron su notable categoría. No sería justo olvidar la vibrante aportación de Veaceslav Burlac, en el papel de Bufón.

El final, con el ballet blanco omnipresente, los cisnes, entre los que Sigfrido busca a la amada convertida por el mago, su lucha final con él y la travesía a otro mundo donde se encontrarán los amantes, fue admirablemente resuelto por una coreografía austera -quizá, con los cipreses del escenario, como en tantas otras ocasiones, no hubiese necesitado decorados ni telón de fondo la historia- para una representación que cerró con dignidad el ciclo de ballet y la parte que podemos llamar 'clásica' del Festival, a la espera del recital flamenco de Miguel Poveda que es la mirada popular, dentro de la variedad que ha caracterizado esta edición, que comento aparte.

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