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CARMENES comenzará a buscar exoplanetas a finales de año

  • El canal infrarrojo, desarrollado en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, se coloca hoy en el telescopio del Observatorio de Calar Alto

"En unos meses, CARMENES y Calar Alto serán un referente en la búsqueda de exotierras", señala Pedro J. Amado, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que colidera el proyecto. Hoy, en una maniobra similar a la que tuvo lugar en julio con el canal visible, el gigantesco tanque que alberga el "ojo" de CARMENES que verá en el infrarrojo se elevará más de treinta metros sujeto por una grúa, para entrar por la apertura de la cúpula hasta su ubicación junto al telescopio de 3,5 metros del Observatorio de Calar Alto (CAHA).

Los dos ojos de CARMENES, que observarán respectivamente en el visible y el infrarrojo, se hallan dentro de sendos tanques de vacío y rodeados de un escudo de radiación para conservar una temperatura estable. Las dimensiones de estos tanques, de unos tres metros de largo y metro y medio de diámetro, obligan a colocarlos tras, literalmente, hacerlos volar por los aires.

Y con esta maniobra el instrumento CARMENES estará casi completo. "Ahora nos esperan las tareas de ensamblaje y conexión de todos los sistemas y el comisionado científico, que confirmará que todo funciona correctamente. En noviembre tendremos la primera luz del canal infrarrojo y empezaremos a buscar planetas a finales de año", apunta Jesús Aceituno, vicedirector del Observatorio de Calar Alto.

Una de las grandes fortalezas del instrumento CARMENES reside en que observará de forma simultánea en el visible y en el infrarrojo, lo que le permitirá evitar los falsos positivos en la detección de planetas, habituales a día de hoy al confundir las señales de la actividad estelar y otros mecanismos físicos intrínsecos a la estrella con la existencia de planetas. La observación simultánea en el visible y el infrarrojo de CARMENES permitirá discriminar entre una señal y otra y confirmar los hallazgos sin necesidad de otras comprobaciones.

Su sensibilidad a un amplio rango de longitudes de onda en el infrarrojo cercano, superior a la de los espectrógrafos de alta resolución actuales, ha supuesto un importante desafío tecnológico. También lo ha sido el hecho de que la temperatura de operación del detector roce la criogenia: debe hallarse a una temperatura constante de 133 grados bajo cero con una estabilidad del orden de la milésima de grado. Para ello, investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y del Observatorio Europeo Austral (ESO) han desarrollado un sistema de enfriado (criostato) que emplea un flujo continuo de nitrógeno gaseoso a baja temperatura, y que se considera un prototipo del que se empleará en el Telescopio Extremadamente Grande (E-ELT). CARMENES supone un estimulante reto tecnológico, ya que detectará variaciones de velocidad en el movimiento de estrellas situadas a cientos de billones de kilómetros con una precisión del orden de un metro por segundo.

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