Carlos Iglesias y los niños del exilio en Rusia
El actor se pone de nuevo tras la cámara en '¡Ispansi! (¡Españoles!)'
Tras su primera película Un franco, 14 pesetas (2006), el actor español Carlos Iglesias presentó Ispansi (¡Españoles!), su segunda cinta como director y protagonista, en la Sección Oficial a concurso del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Ambientada en el exilio español en la posguerra, Paula (Esther Regina) es la única hija de una familia de derechas que queda embarazada de un miliciano y entrega a su hijo a un orfanato. Sin embargo, al enterarse del traslado del niño a Rusia para huir de la guerra, Paula se ofrece como cuidadora y emprende un viaje rodeada de republicanos hacia Rusia. "En esta película quería seguir hablando de españoles fuera de España. Y hablo de los 3.000 niños españoles que huyeron, se refugiaron en una Rusia en paz en ese momento, pero metiéndose en la boca del lobo al estallar la Segunda Guerra Mundial, aún más cruel de la que habían dejado en su país".
Sin embargo, la historia de los niños es una excusa para contar una historia de amor y odio entre dos enemigos ideológicos que ponen su humanidad por encima de la política y que "no tienen más remedio que caer en el amor". Una "lección" aplicable, según el director, a la España actual.
"Nos hace falta querernos, encontrarnos en punto común, tender puentes en nuestras historia y ponernos de acuerdo para sacar adelante el país", como los protagonistas de la película hacen con el convoy de niños.
En su opinión es hora no de cerrar, sino de curar heridas y limpiar la cicatriz, al ejemplo de lo que hizo Alemania con sus guerras. "Necesitamos analizar nuestra historia con frialdad, saber dónde estaba cada uno de los bandos y cuáles fueron los errores de ambos". Las heridas pueden cerrarse.
Iglesias cree que sin crisis económica habríamos investigado más en este debate, pero dejó de ser importante, como otros muchos otros en un entorno de dificultades económicas. Según el actor y director, no todos fueron tan buenos ni tan malos, sino que simplemente eran seres humanos en condiciones tremendas viviendo experiencias particulares. "No me gustan los héroes, sino los antihéroes y el protagonista es un perdedor de la historia: al matar muere al mismo tiempo y pierde los mejores años de su vida en el exilio", afirma el director que intentó ser equilibrado en la medida de lo posible. Su próximo proyecto es hacer una tercera película sobre españoles fuera de España, pero esta vez una comedia en clave de humor. "El humor está con nosotros en nuestro carácter", afirma el actor que saltó a la fama por personajes televisivos como Pepelu y Benito en la serie "Manos a la obra", que le posibilitaron el respaldo económico para llevar a cabo proyectos más serios.
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