'Carlos, Rey Emperador' sitúa en Granada su gran historia de amor
El lado más personal de la relación entre Carlos e Isabel ya ha sido rodado durante tres días en los palacios nazaríes
Cien personajes, escenarios como la Alhambra de Granada, la catedral de Toledo y el Monasterio de Yuste, y 3.000 metros cuadrados de plató sirven para recrear la vida de uno de los hombres más poderosos de la historia en la serie Carlos, Rey Emperador, con la que TVE quiere emular el éxito de Isabel.
La cadena pública acaba de concluir la grabación de su nueva ficción, continuista en lo histórico pero que evoluciona en su diseño de producción desde la pesadez cercana al tenebrismo propia de la época medieval a la luminosidad y colorido de principios del siglo XVI, en pleno Renacimiento.
El actor catalán Álvaro Cervantes se ha puesto en la piel de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, hijo de Juana I de Castilla y Felipe I el Hermoso; es decir, nieto de los Reyes Católicos y cuyo personaje aparecía de niño al final de Isabel.
No obstante, la serie se inicia cuando Carlos de Habsburgo llega a España en 1517 para hacerse cargo de los reinos de Castilla, León y Granada, a la muerte de su abuelo Fernando El Católico; el también heredero del Imperio Germánico sumaba así estos territorios a los de Borgoña, Países Bajos, el Franco Condado, Artois, Nevers y Rethel.
Un personaje que el joven actor, conocido por series como Los nuestros o Hermanos, afrontó con "respeto" y "responsabilidad" por ser una ficción "muy esperada", como explicaba en un receso del rodaje, y del que sacó la conclusión de que fue "el más humano de todos los emperadores que ha habido en la historia".
A su lado siempre estuvo Isabel de Portugal, su único amor y a quien interpreta Blanca Suárez (El barco), que inició su papel con la "incertidumbre" propia de quien es consciente de recoger el testigo de Isabel, una serie que "ha sido muy importante" en la reciente historia televisiva, recalcó. "Delicada, culta y con las ideas claras", son los adjetivos que utiliza la actriz para definir a un personaje que estuvo "en primera línea de fuego", ya que el emperador le dio un protagonismo propio de un "matrimonio sincero, de amor verdadero", pese a que en esa época las uniones eran de conveniencia política.
Ese aspecto más personal de la relación de Carlos e Isabel coincidió con los tres episodios grabados en la Alhambra de Granada, "escenario de una gran historia de amor, la parte más romántica y bonita de la vida del emperador", señaló el director de la serie, Oriol Ferrer, que también trabajó en Isabel.
Aunque se ha rodado en los mismos estudios de 3.000 metros cuadrados ubicados en la localidad de El Álamo (Madrid) en los que se fraguó la exitosa serie sobre los Reyes Católicos, los decorados -a cargo de Josep Rosell- se han poblado ahora de columnas más esbeltas.
La indumentaria, firmada por Pepe Reyes, amplía su paleta de colores para reflejar uno de los vestuarios más ricos de la historia, y juega un papel importante para la narración y evolución de los cien personajes del relato, apuntan desde la productora, Diagonal TV, que consiguió junto a TVE el Premio Nacional de Televisión por "Isabel".
"Rodar en escenarios reales aporta a la serie belleza y verdad además de fuerza interpretativa, porque a los actores les da potencia, credibilidad y emoción, que creo se transmitirán al espectador", apuntó su director, quien confía en dar de nuevo con la exitosa fórmula entre "lo didáctico, lo verdadero y lo emotivo".
Una de las últimas escenas grabadas fue la muerte del emperador, que falleció en Yuste dos años después de su retiro. "Es la gran despedida de Carlos", afirma Álvaro Cervantes, para quien el último capítulo es muy "emotivo" y el cierre de un personaje que "se va oscureciendo" a lo largo de la serie.
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