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La Catedral custodia el anillo de un Papa que se salvó de ser destruido

  • Benedicto XVI entregó ayer el sello del pescador, que finalmente no será destruido, igual que el que se guarda en Granada como una rareza porque nunca salen del Vaticano

Benedicto XVI entregó ayer el anillo del pescador al cardenal camarlengo para que sea anulado, señal de que su pontificado ha concluido. El anillo del Pescador, que simboliza el poder pontificio, y el sello de plomo fueron entregados a la Secretaría de Estado y serán anulados con varias rayas en forma de cruz. Pero no será el único anillo y sello papal inutilizado que se salve de ser fundido. La Catedral de Granada guarda en su museo un anillo pontificio de un papa que se hizo llamar Sixto en el que se aprecia a primera vista la ausencia del sello, inutilizado para sellar bulas papales pero toda una reliquia que, de improviso, ha cobrado actualidad siglos después con la súbita fama del anillo de Benedicto XVI. De hecho, el destino de la joya ha sido en los últimos días más relevante que el propio futuro de Ratzinger.

Nadie sabe cómo llegó el anillo a Granada, aunque todo apunta a que pudo hacerlo poco después de la conquista de la ciudad por parte de los Reyes Católicos. Nadie sabe cómo pero el caso es que la pieza permanece en una vitrina junto a otros anillos papales como el de Pío X, sólo que este último es uno más de los que suelen utilizar los sucesores de Pedro en los ceremoniales y que parece ser que regaló al arzobispo de Granada. Pero respecto al anillo pontificio no se sabe nada más, sólo que es uno de los pocos, quizás el único, que no se encuentra custodiado en las dependencias vaticanas. ¿Cómo se salvó? No hay respuesta para esta pregunta pero desde la Catedral no se duda de su autenticidad ya que tiene el símbolo papal tallado en grueso oro junto a un águila. No aparece el símbolo de Pedro y sus redes de pescador, precisamente la parte destruida que luce el hueco de su ausencia.

Desde hace varios siglos, los Papas llevan puesto un anillo que asegura a los fieles que tienen el privilegio de besarlo un año de indulgencia. Pablo VI fue el primer pontífice que renunció a llevar el anillo pontificio, ya que prefería usar el mismo de oro que lucen los tres mil obispos que participaron en el Concilio Vaticano II, entre ellos el arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, quien lo cambió tras haber sido elegido Papa. Pío XII, por el contrario, perdió el suyo cuando un peregrino se acercó para besarle la mano y desapareció 'misteriosamente' de su dedo. Hasta Juan Pablo II perdió el suyo mientras saludaba a los fieles durante una audiencia general en la Plaza de San Pedro. Mientras recorría en su Papamóvil la plaza para que los fieles pudieran saludarlo y darle la mano, antes de llegar al trono papal ubicado al frente de la basílica de San Pedro, el Papa perdió repentinamente el anillo, que cayó en el piso. Uno de los miembros de la Guardia Suiza, encargada de defender al sumo pontífice abandonó su puesto y se precipitó a buscar el anillo, el cual encontró y entregó nuevamente al pontífice.

En una carta escrita por Clemente IV a su sobrino Pedro Grossi en 1265 se incluye la mención conocida más antigua del anillo del pescador, usado para sellar toda la correspondencia privada presionando el anillo sobre la cera roja. El anillo del pescador se usa entre otras cosas para sellar las bulas papales. Proveniente de tradiciones de los monarcas medievales, algunos seguidores muestran respeto al papa arrodillándose y besando su anillo del pescador. En la Catedral habrá que besar la mampara...

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