Crónica

No baila y apenas canta, pero no se pierdan a Quevedo

  • El canario congrega a miles de personas en el Cortijo del Conde en el que es su segundo concierto en menos de un mes en Granada

  • Con una propuesta sobria sobre el escenario, demuestra que es un líder para la nuevas generaciones

  • Así fue el concierto de Quevedo 

Quevedo durante un momento de la noche.

Quevedo durante un momento de la noche. / Antonio L. Juárez / Photograpehrssports

Es difícil explicar el fenómeno que suponen los nuevos músicos. Hace una semana, Saiko llenó la Plaza de Toros de la capital, todo vendido menos de media hora y sin ningún disco publicado; este sábado, Quevedo ha hecho lo propio en el Cortijo del Conde, con solo un disco, reciente, en la calle y avalado por ese casi himno generacional que es Quédate. Apenas un puñado de referencias bastan hoy en día para llenar recintos hasta la bandera, sin un gran despliegue sobre el escenario ni los alardes vocales de las vacas sagradas (la excusa del autotune empieza, por cierto, a flaquear cuando lo utiliza Mick Jagger), pero es innegable que esta nueva generación se han convertido en ídolos de masas y ayer el canario lo demostró nuevamente. 

Quevedo se presentó ante unos acólitos (había incluso quien portaba imágenes retocadas para incluir su cara en una retrato bíblico) que llevaban esperando desde primera hora del sábado, lo que no fue acicate para que lo dieran todo en una noche que se desarrolló hasta entrada la madrugada. Como no podía ser de otra forma, el speech de Cruz Cafuné fue el pistoletazo de salida para el concierto, pasadas las 22:30 horas, como también lo es para Donde quiero estar, el primer, y único de momento, disco del canario. Apenas unos minutos de discurso del que es considerado como uno de los máximos exponentes del nuevo rap patrio que sirven para avalar, de nuevo, a esta generación.

A partir de ahí no faltaron canciones de sobra conocidas que han conquistado al público a golpe de Spotify (otra de las características de esta juventud, haber llegado al top1 sin el apoyo de ningún gran sello discográfico). Punto G, Playa del Inglés, Sin señal o Cuéntale se dejaron escucha en el recinto, aunque tampoco faltaron otras canciones del canario de antes de que se pegara (como dicen ahora los jóvenes) con la sesión de Bizarrap, aunque como nunca llueve a gustos de todos hubo quien, por ejemplo, echó en falta Universitaria, un tema que quizá tenga un segundo significado en una ciudad como Granada. 

Pero todo parece perdonársele a Quevedo, de ahí que a nadie pareció importarle cuando dijo que Saiko no podría estar presente en el concierto de la noche. Era el momento de Polaris, el Quédate del granadino y uno de las apuestas seguras de la noche. El de Las Palmas comenzó a cantar sus partes, con el acompañamiento de las pistas de audio a modo de coros, hasta que, para sorpresa de nadie, Saiko apareció para acompañar a su amigo

El autor de Supernova devolvía así el favor, que continuó también para sorpresa de nadie con Buenas la nueva canción entre ambos, a su bro, quien sin embargo no incluyó más colaboraciones en su concierto, pese a que cantó también temas como El tonto, con Lola Índigo, otra de las granadinas que están despuntando en el género urbano y que también cotizaba alto en la porra de artista invitados, pero no pudo ser. 

En total, algo más de una hora y media de música, que debía haber sido menos, pues las altas temperaturas, sumadas a las largas estancias y la cantidad de gente, provocó que el artista detuviese el concierto en varias ocasiones, para ayudar a que los servicios de emergencias atendiesen a los asistentes, algo que ocurrió en hasta cuatro ocasiones, un coitus interruptus, para prevenir riesgos mayores como reconoció el propio Quevedo, quien por cierto no se quitó la chupa de cuero en todo el concierto, cuando la gente empezó a sentirse molesta, que llegó incluso a afectar a Quédate, la canción con que, de nuevo con cero sorpresa se despidió de la ciudad de Granada. 

Como esa famosa, pero falsa, frase atraída a una crítica sobre Lola Flores, Quevedo no baila, más que unos cuantos saltos y alguna pequeña carrera, y apenas canta, la mitad de los temas se los cantó el público y la otra mitad se apoyaba en las pistas de audio de las canciones, pero su efectividad es más que innegable. 

Quevedo, como Saiko o incluso Lola Índigo, se han convertido ya en los ejes fundamentales para entender parte de las nuevas generaciones y sus conciertos, y su música, son de obligada escucha para estar en la honda. Como la Faraona, Quevedo ni canta ni baila, pero no se lo pierdan, o se quedarán atrás. 

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