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Cuesta de enero tras la barra

  • El año lleva pareja la subida de precios en restauración, aunque no en todos los establecimientos

El euro aprieta y llega a ahogar. Entre críticas de las asociaciones de consumidores, algunos establecimientos de restauración están empezando a barruntar si les sale rentable subir los precios de algo tan cotidiano como un café o una cerveza.

En la cafetería La Cruzada, una de sus camareras explica que ya el año pasado tuvieron que subir diez céntimos el precio de venta al público del café y de la bollería. Fue en febrero, pero el precio del café que compran para poder después servirlo al cliente también ha subido. No sólo el del café, también el de la leche. Así que, aunque en su momento, algún cliente se quejó de que el café costase 1,10 euros, es probable que de aquí a no mucho tiempo, pase a 1,20.

La Oficina está llena. El bar de Avenida de Constitución, entiéndase. Incluso se han permitido el lujo de habilitar algunas mesas en la plaza de La Caleta aprovechando que el sol hace que la temperatura sea agradable. El café cuesta un euro y la cerveza con tapa, 1,50. "Los mismos precios que el año pasado", asegura el encargado. A pesar, afirma, de que le sucede lo mismo que a la cafetería anterior. El barril de cerveza ha subido, el precio del café también. Pero defiende que, tal y como están los bolsillos de los granadinos por culpa de las hipotecas, IPC y demás palabras que estremecen a las cuentas corrientes, empecinadas en intentar superar la cuesta de enero, "hay que ayudar al cliente". "En vez de tener más margen de beneficios, pensamos que es mejor que ganemos un poco menos, pero hay que echar una mano al cliente", asegura. "Gracias a eso, mira la barra, llena", señala, mientras confía en que "la mala racha" termine, aunque se convierta en regular.

La misma opinión sale desde detrás de la barra de El Vagón. La cerveza aquí cuesta 1,60 euros con su respectiva tapa, lo mismo que durante 2007. Y no hay visos de que el precio vaya a subir aunque al bar le cueste más el barril con el que dispensa el dorado líquido. "No hay mucho dinero", asegura el encargado, "se nota que viene menos gente". Situación, afirma, que lleva notándose desde noviembre, con menor afluencia de personas que, aunque quieran tomarse una cerveza o no se la toman o lo hacen en casa. "Tal y como están las cosas, no veo conveniente subir los precios", asegura el responsable.

Tiene su lógica. "Si dejas la cerveza al mismo precio, vendes más. Quizás no ganes más dinero, porque el bar se lleva menos porcentaje sobre los costes, pero vendes más", defiende.

Una pareja de mujeres se acerca. Razonamiento en boca de demasiadas personas últimamente: "Aquí sube todo, pero nuestro sueldos no han subido". "Venimos de otro bar y nos han cobrado 3,40 por dos cervezas", cuenta, a razón de 1,70 por vaso. "Y aquí, por dos martinis, nos han cobrado un euro más, 4,40". Después mencionan unas palabras poco cariñosas sobre el salario que se ha subido el presidente de la Junta de Andalucía y prosiguen su camino.

Otro cliente mueve la cabeza. Hipérbole: "Una amiga le paga más al banco de intereses que lo que le cuesta su casa", asegura, mientras afirma a renglón seguido que así quién tendrá ganas de tomarse una cerveza.

Mientras tanto, el encargado de El Vagón, mientras sirve una cerveza a cada extremo de la barra, reflexiona. "Quizás haya que subir los precios en verano si la cosa va a mejor", defiende. Poco después, concluye que otros bares ya lo hacen, aunque espeta que uno del entorno está llegando a cobrar las cervezas a dos euros.

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