Un DVD reúne las grandes obras de José Val del Omar

La Consejería de Cultura y la Asociación de Compositores Sinfónicos Andaluces acaban de editar el DVD Homenaje a José Val del Omar, un proyecto que incluye varias de las grandes obras de este músico y cineasta granadino nacido en 1904.

Considerado como el precursor de lo que se conoce como vídeo-creación, Val del Omar manipulaba manualmente los fotogramas, realizaba plantillas y creaba ilusiones sonoras. De hecho, su Tríptico Elemental de España, compuesto por Acariño Galaico (de barro), Fuego en Castilla y Aguaespejo granadino, sirve de base para que varios compositores andaluces realicen la banda sonora del DVD, según informado detalladamente la Junta de Andalucía. Ésta utiliza recursos de la música electroacústica y de la música mixta, con instrumentos naturales y voz que se mezclan con la electrónica para conseguir un espacio sonoro único.

Por otro lado, la Consejería de Cultura ha editado también el CD Música para la voz, que reúne composiciones de Antonio Flores, Francisco Gil, Miguel Ángel Gris o Nicanor de las Heras, bajo la dirección del compositor Rafael Díaz y con la soprano Alicia Molina como solista vocal para interpretar los temas.

Creador de un talento artístico y tecnológico extraordinario, creyente del cine y de sus infinitas posibilidades e iluminado por unos nuevos horizontes, Val del Omar fue contemporáneo y camarada de Lorca, Cernuda, Renau, Zambrano y otros nombres mayores de una época de esplendor creativo truncada con la Guerra Civil.

En 1928 anticipó ya varias de sus técnicas más características, incluyendo el desbordamiento apanorámico de la imagen fuera de los límites de la pantalla y el concepto de visión táctil. Dichas técnicas, y las del sonido diafónico y otras exploraciones en el campo sonoro, quedan evidenciadas en ese Tríptico Elemental de España, iniciado en 1952 y sólo concluido póstumamente.

Pese a su obra y su tenaz actividad investigadora, la obra de Val del Omar no empezó a ser redescubiertas hasta poco antes de su muerte, siendo en cambio el principio de un renacimiento que sigue ganando adeptos.