Crítica de música | 'Dido y Eneas'

Dido y Eneas inaugura el Ciclo 'La Voz Humana'

Representación de 'Dido y Eneas'.

Representación de 'Dido y Eneas'. / G. Roldán (Granada)

El Ayuntamiento de Granada inaugura la segunda edición del Ciclo La Voz Humana, que este año se extenderá por tres meses e incluirá diez conciertos de excepción y un Taller de música de cámara vocal. Para la apertura del ciclo este año ha contado con el Coro de Ópera de Granada, que junto al Íliber Ensemble presentó la producción Dido y Eneas de Henry Purcell. Llegar hasta este punto no ha sido fácil, ya que pese a ser una aspiración de la ciudad desde hace mucho tiempo no siempre se ha contado con el entorno adecuado para hacer ópera; en este sentido, el Coro de Ópera de Granada ofrece el aliciente necesario para cultivar la lírica en nuestra ciudad.

Lo primero que hay que destacar de Dido y Eneas fue la magnífica puesta en escena diseñada por Rafa Simón, que con una aparente economía de medios logró crear elementos visuales muy efectivos y de gran belleza. Sobre la proyección de imágenes diseñadas por Jesús Conde, Rafa Simón hizo del coro un elemento orgánico dentro de la escena, aprovechando su presencia permanente en el escenario para transmutarlo a voluntad y crear efectos y formas muy apropiadas para la historia y de un elevado contenido estético. A ello contribuyó un acertado uso de la luz, diseño de Juan Felipe Tomatierra, un cuidado maquillaje y peluquería a cargo de Javier Dereux y la asistencia a la dirección de Inma Sánchez. La que fuera la más popular ópera que Purcell compusiera deslumbró a los asistentes en el Teatro Isabel la Católica, que pudieron disfrutar de una producción de calidad llena de valores artísticos dignos de resaltar.

En primer lugar, la selección de los cantantes para los papeles solistas fue bastante acertada. Sin duda, la más destacada fue la voz de Eliana Bayón en el papel de Dido, la reina de Cartago que se ve abandonada por el navegante Eneas; su timbre limpio y de gran belleza llenaron el escenario en cada intervención. Estuvo acompañada por un Eneas más discreto, en la voz de Gustavo Ahualli. Entre los papeles secundarios, cabe destacar a Andrea Jiménez como Belinda y a Sonia García como primera bruja; también son dignas de mención las breves intervenciones de Carolina Gilabert como espíritu y Luis Arance como marinero.

En lo musical, la interpretación resultó dinámica y fresca, aunque por momentos fuera de estilo. Sin duda, el Coro de Ópera de Granada fue el gran valor añadido de esta producción. Preciso, siempre exacto en sus entradas y su articulación, con una calidad vocal que evidencia una buena dirección y un magnífico trabajo vocal. Las cuerdas, sin embargo, por momentos faltaron a la necesaria articulación barroca de la obra, quedando pobres aunque bien empastadas. Aún así, la labor de Andrés Juncos al frente del Íliber Ensemble fue muy digna; cabe destacar la magnífica labor de Miguel Ángel Jiménez a la tiorba y Darío Tamayo al clave en la realización de los bajos continuos.

En definitiva, podemos calificar la experiencia como un éxito, y así lo evidenció la ovación del público asistente. Con un lleno absoluto, el Ciclo La Voz Humana repite en su segunda edición el éxito del pasado año, contando en su cartel con formaciones de talla internacional. Granada disfrutó de una ópera de alto nivel artístico, y se hizo evidente ante el éxito de taquilla y público que la ciudad quiere más ópera, una aspiración que el Coro de Ópera de Granada defiende con cada nueva producción.

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