Marco Antonio García de la Paz, director de El Coro León de Oro

“Dirigir es quitar tu ego del camino”

  • La batuta de El Coro León de Oro reflexiona sobre el proceso de cambio que vive la música vocal antes del concierto que ofrecerá esta tarde en el Carmen de los Mártires

“Dirigir es quitar tu ego del camino”

“Dirigir es quitar tu ego del camino” / Miguel Prado

–¿Cómo está el coro en este momento de pandemia que tan duramente está golpeando a la música vocal?

–Al igual que todas las personas que nos dedicamos al arte, viviendo unos momentos muy complicados. Sin embargo, esta pandemia nos ha cogido en un periodo de gran expansión de nuestro proyecto en el que estamos recogiendo los frutos de muchos años. Tenemos por delante, si la situación lo permite, uno de los periodos de mayor actividad del grupo, incluso acabamos de presentar nuestra primera temporada en Asturias.

–¿Qué quiere transmitir con este Margarita Pretiosa?

–Poner una vez más de manifiesto la altísima calidad de la música española del Renacimiento e intentar seguir difundiendo nuestro extraordinario patrimonio musical. Las postrimerías del siglo XVI es posiblemente el momento culminante en la historia de la música de la Península Ibérica. Quizá donde más autores de calidad hemos podido disfrutar. La brecha entre las reputaciones de los grandes autores (Victoria, Morales, Guerrero...) y el resto, siempre me ha parecido demasiado ancha. El problema no es que se elogie demasiado a estos (mucha de su música aún no se conoce bien), sino que la música de otros compositores no se conoce apenas. Para muchos amantes de la música, cuando se trata de la polifonía española del Alto Renacimiento, un poco de Victoria es bastante y eso no es suficiente. De todas maneras todo entraña un riesgo, no es sencillo aproximarse a la belleza de la música de tiempos pasados. En ocasiones acercase a esta hermosura tan enorme puede ser peligroso por el tipo de belleza, que es tan grande como tocar el sol, moriríamos, pero creo que vale la pena.

–¿Hacia dónde dirige el Coro El León de Oro?

–Pues espero que hacia donde siempre hemos soñado: la excelencia y el disfrute de hacer la mejor música en amistad. Es indudable que si las cosas siguen por el camino actual de tanta actividad, poco a poco se está imponiendo un cambio de paradigma, una clara tendencia a la profesionalización. Esto ya se está viendo reflejado con claridad en la consolidación de la estructura organizativa (agencia, gerencia, oficina, mecenazgo…) y ahora debemos ajustar y asegurar bien la disponibilidad de cantores, ya que es un tema básico para tener la capacidad de realizar los proyectos que requiere el momento.

–¿Qué piensan del Festival de Música Antigua de Granada?

–Volver a la ciudad Granada siempre es un reto importante y nos tomamos este concierto con la máxima ilusión y responsabilidad. Granada es una tierra de grandes músicos y cada vez de mayor nivel vocal y coral. Actualmente estoy muy implicado con este proceso en mi papel de Director Titular del Joven Coro de Andalucia (JCA). El pasado mes hemos realizado en Granada y Sevilla las audiciones de cantores para el próximo bienio del JCA.

–¿Cree que el panorama coral cambiará tras la pandemia?

–El mundo cambia muy deprisa en todos sus ámbitos. Considero que el sector coral ya estaba en una clara transformación y supongo que esta pandemia acelerará este proceso. Cada vez hay cantores mejor formados y la calidad de los coros con aspiraciones creo que no dejará de crecer. Por supuesto hay sitio para todas las personas que deseen cantar, al nivel que sea, no hay nunca que olvidar la riqueza que genera esta actividad en el ser humano.

–¿Qué es lo que más le atrae de la dirección coral?

–Es toda una lección vital intentar quitar tu ego del camino y dejar que la belleza hable por sí misma. La dirección es una actividad muy difícil, a veces solitaria, apasionante y que me tiene absolutamente enganchado. En gran parte por tu dependencia de los demás (la importancia del grupo por encima del individuo) y por saber que el proceso de recrear una partitura nunca es dos veces igual. Todo el proceso es una forma de vida casi adictiva para mí.

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